martes, mayo 26, 2009

Cero y van dos


Fuera de la costumbre de escribir el fin de semana, me anda comentarles a mis 9 lectores y 1 seguidor (es una nueva onda de esto).
Pues bien, para quienes leyeron mi versión ultra moderna de la Iliada y la Odisea (Santander - BBVA Bancomer vs. ciudadana) les quiero poner al tanto, no por quejarme sino para que se me pongan atentos por si suelen utilizar las tarjetas de crédito, especialmente de esos bancos españoles que se encuentran en plena matanza de nativos al más puro estilo conquista de México.

Que me llega mi estado de cuenta de Santander Light, con agrado noto que me descontaron los cargos del famoso seguro médico no solicitado por una servidora.

En plena contemplación y soltando un suspiro de alivio y congratulación de haber podido vencer al sistema electrónico-bancario-vengador, me encuentro con una cifra de $136.67, concepto o descripción 00, cargo numero 3 de 12 a meses sin intereses.

Me dije: "¿Y eso?" me fui a los estados de cuenta anteriores y note que efectivamente llevaban cargando eso cuya descripción sólo es 00, yo sé que algunos se preguntaran "bueno y esta mujer ¿Se desgasta por esa cantidad?", pues fíjense que si, por esa y aun más por la sumatoria de lo ya citado y "de lo que nos faltaaaaaaa" como diría Alex Lora.

Por lo que procedí a internarme en esa serie de menús telefónicos de opciones que ninguno te dice bien a bien a donde te llevara, no logrando saber aun menos a donde ir para llegar a donde deseas; por que bien dijo Abraham Lincon "Si no sabes a donde quieres llegar, cualquier camino te llevara ahí ".

Poniendo en práctica la psicología inversa (yo si sabía a dónde quería llegar pero no sabía cómo), llame al 1-800 de Banca Santander y oí las opciones, apreté la que pensé que seria la mas apegada a lo que deseaba, marque los 16 números de mi tarjeta, apreté una opción más, marque la fecha de mi nacimiento -previos tres intentos en que me dijeron que estaba mal, con lo cual llegué a dudar del día en que nací - por fin llegué con una virtual y amable señorita la cual escuchó mi pesar dado con esta nueva espiritualidad que me rodea -según mi post anterior, favor de leerlo- procediendo a pedirme todos mis datos..... menos el número de mi acta de defunción.

De ahí pasamos a la etapa de espera, en donde antes te ponían la musiquita de afamada película de hace más de 30 años (El Golpe, con Paul Newman y Robert Redford) la cual tienen por default aparentemente tooooodos los conmutadores, a menos que todos los que compran dichos conmutadores tengan el mismo gusto y pasión por dicha melodía, cuando menos con música te sabias en espera, ahora no, todo es un silencio sepulcral, en donde en algún momento piensas que es mejor rezar para que no se corte la llamada, porque eso de volver a empezar con las opciones y las digitaciones francamente........Siquiera mi inquietud era aplacada cada 6 o 7 minutos en donde la amable señorita Gutiérrez me decía, "Le sigo atendiendo", así duramos: "Lo que dura un invierno..." como diría Sabina, después del cual, la amable señorita procedió a decirme que: "Efectivamente llevaban 3 cargos indebidos a mi tarjeta, que estos no habían sido provocados por mal uso de la misma, ni por una compra mía, sino que se trataba de una "incidencia bancaria", yo que estoy en pleno plan de Buda sonriente quedé con cara de Obama frente a un plato de frijoles puercos sinaloenses, y le dije: "A ver , ¿Qué me quiere decir, porque no le entiendo?", repitiendo la misma razón, a lo que le dije "A ver, como soy medio lenta, y en edad crítica, quisiera saber que si lo que me dijo es que: "El banco me cargo $1,670.00 a doce meses sin intereses, sin razón alguna", respondiéndome que: "Pues que si, que si así lo quería yo entender, pues si, y que para eso me proporcionaba una fecha de compromiso: 29 de mayo -casarme con ellos sería como para volverme por siempre Paquita la del Barrio II- para que eso se descontara de mi saldo, pero que debería yo hablar ese día exactamente, dándome también "un número de referencia" el cual debiera yo de mencionar al momento de mi llamada, para que el ejecutivo telefónico de ese día compromiso pudiera darme razón de mi estado de cuenta".

Como soy sencillamente como soy, llame inmediatamente a mi exalumna que labora en dicha institución y le pregunte que si conocía el término "Incidencia bancaria" a lo que me respondió que no, que no era un término usado dentro del sistema ni procedimiento de su banco, yo le dije: "Pues que mal que estás, porque fíjate que solo para mí, tu banco lo acaba de inventar"......"No Paty, por favor, no me digas que otra vez te hicieron algo"......

¿Falta agregar algo más?

Pues sí, que ahí les cuento el sábado 30 qué pasó con lo que tienen mío, y con lo que pensaban cobrarme y agregar, que pude llevar todo este procedimiento en paz, la luz sigue brillando en mi:

"This little light of mine, I'm gonna let it shine". 

Buda sonríe.

P.D. ¿Saben de que fecha era el cargo cuyo concepto es la "Incidencia bancaria"? ...

Siiiiiiiiiiiiiiiiiiii del 25 de febrero, el mismo día que bloquearon injustificadamente mi tarjeta, el mismo día que me la cambiaron por otra, aunque no había motivo, el mismo día que me cargaron los servicios médicos de BBVA Bancomer...
¿Casualidad? ¿Colusión? ¿Fraude?
¡Jamás!......es un banco hispano, es de la MADRE...................patria.

domingo, mayo 24, 2009

La luz que nos deja ver lo invisible


A mis 9 lectores les pido paciencia y compasión, sé que he dejado de cumplir con el placer que me causa el escribir mis experiencias y opiniones con la frecuencia que algunos de ustedes la esperan, lo que sigue causando una grata sorpresa para mí, pues siempre será una emoción el saber que mis letras logran ser atrayentes como para que ustedes recuerden venir a este rincón a buscarlas.

Más pienso que eventualmente uno no debe de hablar cuando no hay nada positivo que decir, siendo que esto lo aplico también a éste sitio.

Después de las vivencias de esta semana reconozco que no he escrito no por los malos momentos sino por falta de fuerza interior, lo que sí es incorrecto, porque ustedes mis queridos compañeros de aventura saben que fuerza es lo digo que me sobra y el dejar que los eventos banales mermaran una de mis competencias, que callaran a la provocadora que hay en mí, es un delito que he cometido contra mí misma.

Terminado este “Mea culpa” procedo a comentarles una de las experiencias más gratas que he vivido como ser humano, aunque sea yo de un modelo que yano paga tenencia.

Desde hace algún tiempo me he convencido de que debo dejarme llevar más por la naturaleza y no emprender campañas para forzar que las cosas se den como yo creo que deben de ser.

Aquí me permito hacer una aclaración, soy y seré siempre una provocadora, en el mejor sentido, tal como Gandhi lo expresaba, provocar que las cosas sucedan, provocar el movimiento hacia lo mejor, hacia la mejora permanente mediante el autoconocimiento y la aceptación propia y de los demás; pero el cambio no debe darse en el contexto de forzar las situaciones o los planes, porque les damos fuerza sobre nosotros, nos empeñamos en que se den como lo deseamos y esa fijación toma posesión de nuestra visión, nuestro ánimo y nuestro tiempo.
También hay que incluir el hecho de que las personas sólo logramos cambiar cuando existe una fuerza interior y una razón tan fuerte y tan profunda que nos hace querer cambiar: nuestra personalidad, nuestras emociones o simplemente nuestros hábitos para mejorar nuestra salud.
Más debemos de considerar al mismo tiempo el hecho de la aceptación sobre aquello que no podemos cambiar, por condición o porque está fuera de nuestro control, esa aceptación que puede ser propia o sobre los demás es sumamente difícil, pero cuando la encontramos, la compensación es superior al esfuerzo.
Y todo esto se debe a que esta semana, a pesar de que hubo muchos palos sobre mi alma, también tuve el privilegio de compartir un tiempo con una exalumna que ha crecido como ser humano basándose en la aceptación y la entrega a los demás.
Se cruzó por mi camino y tuve la inteligencia de dejar a un lado mis nubarrones para parar y saludarla, lo que hizo que viera una nueva persona, sintiera una nueva mirada, percibiera la paz y me permití sentir y aceptar en mí la luz que proyecta.
Nunca antes había sentido el verdadero poder de la frase de: “Dando es como recibimos”.
Recibí mucho e inclusive recibí la luz que iluminó una de mis más grandes fallas, el que en el pasado no tan lejano, al encontrarme con estudiantes o exalumnos me han dicho: “He querido decirle, o contarle, o hablar con usted…pero siempre está tan ocupada”.
Y en el momento respondo: “Pero si hubieras insistido lo habrías logrado”, sabiendo dentro de mí lo difícil que me pongo cuando tengo pendientes buscando ser la niña de los dieces, sin pensar que estoy haciendo lo inmediato dejando, sin querer, a un lado lo importante.
Siendo que a su vez, me he sentido sola, razonando ahora que lo he estado porque no he tenido tiempo para darme a los que han deseado contarme sus penares o sus triunfos, sus dilemas o sus planes.
He forzado el plan de vida de manera equivocada, he dejado a un lado lo que más he pretendido.
Todo esto lo he descubierto y me he sentido más sensible, pero con paz.
Increíblemente una vez más confirmo que un profesor aprende mucho más de sus estudiantes que lo que ellos aprenden de él.

Gracias Silvia.A mis 9 lectores les pido paciencia y compasión, sé que he dejado de cumplir con el placer que me causa el escribir mis experiencias y opiniones con la frecuencia que algunos de ustedes la esperan, lo que sigue causando una grata sorpresa para mí, pues siempre será una emoción el saber que mis letras logran ser atrayentes como para que ustedes recuerden venir a este rincón a buscarlas.
Más pienso que eventualmente uno no debe de hablar cuando no hay nada positivo que decir, siendo que esto lo aplico también a éste sitio.
Después de las vivencias de esta semana reconozco que no he escrito no por los malos momentos sino por falta de fuerza interior, lo que sí es incorrecto, porque ustedes mis queridos compañeros de aventura saben que fuerza es lo digo que me sobra y el dejar que los eventos banales mermaran una de mis competencias, que callaran a la provocadora que hay en mí, es un delito que he cometido contra mí misma.
Terminado este “Mea culpa” procedo a comentarles una de las experiencias más gratas que he vivido como ser humano, aunque ya sea yo de un modelo que no paga tenencia.
Desde hace algún tiempo me he convencido de que debo dejarme llevar más por la naturaleza y no emprender campañas para forzar que las cosas se den como yo creo que deben de ser.
Aquí me permito hacer una aclaración, soy y seré siempre una provocadora, en el mejor sentido, tal como Gandhi lo expresaba, provocar que las cosas sucedan, provocar el movimiento hacia lo mejor, hacia la mejora permanente mediante el autoconocimiento y la aceptación propia y de los demás; pero el cambio no debe darse en el contexto de forzar las situaciones o los planes, porque les damos fuerza sobre nosotros, nos empeñamos en que se den como lo deseamos y esa fijación toma posesión de nuestra visión, nuestro ánimo y nuestro tiempo.
También hay que incluir el hecho de que las personas sólo logramos cambiar cuando existe una fuerza interior y una razón tan fuerte y tan profunda que nos hace querer cambiar: nuestra personalidad, nuestras emociones o simplemente nuestros hábitos para mejorar nuestra salud.
Más debemos de considerar al mismo tiempo el hecho de la aceptación sobre aquello que no podemos cambiar, por condición o porque está fuera de nuestro control, esa aceptación que puede ser propia o sobre los demás es sumamente difícil, pero cuando la encontramos, la compensación es superior al esfuerzo.
Y todo esto se debe a que esta semana, a pesar de que hubo muchos palos sobre mi alma, también tuve el privilegio de compartir un tiempo con una exalumna que ha crecido como ser humano basándose en la aceptación y la entrega a los demás.
Se cruzó por mi camino y tuve la inteligencia de dejar a un lado mis nubarrones para parar y saludarla, lo que hizo que viera una nueva persona, sintiera una nueva mirada, percibiera la paz y me permití sentir y aceptar en mí la luz que proyecta.
Nunca antes había sentido el verdadero poder de la frase de: “Dando es como recibimos”.
Recibí mucho e inclusive recibí la luz que iluminó una de mis más grandes fallas, el que en el pasado no tan lejano, al encontrarme con estudiantes o exalumnos me han dicho: “He querido decirle, o contarle, o hablar con usted…pero siempre está tan ocupada”.
Y en el momento respondo: “Pero si hubieras insistido lo habrías logrado”, sabiendo dentro de mí lo difícil que me pongo cuando tengo pendientes buscando ser la niña de los dieces, sin pensar que estoy haciendo lo inmediato dejando, sin querer, a un lado lo importante.
Siendo que a su vez, me he sentido sola, razonando ahora que lo he estado porque no he tenido tiempo para darme a los que han deseado contarme sus penares o sus triunfos, sus dilemas o sus planes.
He forzado el plan de vida de manera equivocada, he dejado a un lado lo que más he pretendido.
Todo esto lo he descubierto y me he sentido más sensible, pero con paz.
Increíblemente una vez más confirmo que un profesor aprende mucho más de sus estudiantes que lo que ellos aprenden de él.
Gracias Silvia.

domingo, mayo 03, 2009

Estado de Indefensión


Aún recuerdo al Abogado Felipe Lara Beltrán, catedrático del área de fiscal de la facultad, cuando se negaba a dar clases las noches en que los moscos eran remedo de kamikases japoneses, decía. “nos encontramos en estado de indefensión de acuerdo a como lo define la Constitución del país, por tanto no es posible el aprendizaje”.
Indefensa me he sentido algunas ocasiones en mi vida, más en los últimos tiempos siento como si otros tuvieran mi vida en sus manos y aprovecharán para hurgar en ella y fastidiarla lo más profundo posible. 

Me refiero propiamente a nuestros datos personales y al mal uso, ergo violación de derechos, que hacen de ellos los bancos en éste país. Y no me refiero exclusivamente a las múltiples llamadas a deshoras ofreciendo de todo, o en la nueva versión, donde hasta Telmex solo te conecta un mensajito sobre las nuevas promociones, me refiero a lo que pueden y realizan dichos bancos.

Hace aproximadamente dos meses al intentar pagar con mi tarjeta del banco Santander el cajero me indico que no pasaba mi tarjeta, sorprendida le insistí que no sólo estaba al día sino que no debía en ella ni el 10% del crédito autorizado, inútil no pasó; pensando que podría ser problema de la máquina, al intentar pagar en otro sitio a las pocas horas utilicé la misma tarjeta con igual resultado, por lo cual al llegar a mi predio me comunique a la línea 01-800 del mencionado banco Santander donde primero te tienes que aguantar una cantidad de anuncios y mensajes que no son de tu interés para pasar a un menú en donde nunca sabes cual es el área a la cual debes de ir y como ya no dan opción del 0 para atención directa de un ejecutivo, uno acaba apretando los números que cree, que te llevan a más opciones, a solicitud de escribir todo el número de la tarjeta y a lo que al final de cuentas llegas con un ser humano que te dice su nombre a velocidad de carrera de Indianápolis y entre dientes para proceder a preguntar: “¿Con quién tengo el gusto?”, uno explica y te dicen que no es ahí, pero que efectivamente mi tarjeta había sido bloqueada, que lo veía en su pantalla, que me comunicaba a riesgos, con la suerte que la llamada se cortó y tuve que repetir en tres ocasiones más todo el proceso porque ahora :”Todos los ejecutivos se encuentran ocupados, queremos servirle vuelva a marcar” y ¡Zaz!, te cortan, ya no hay aquello de “Espere, por favor”. 

Simplemente diré que llegué con el Sr. de riesgos quien además admitió que él mismo bloqueo mi tarjeta por una compra inusual, la cual me dijo y le respondí efectivamente yo había realizado la compra y que no era inusual que yo realizara operaciones en Office Depot hasta 2 veces por semana, a lo cual el me respondió que apuntara un número, el cual apunté, preguntándole inocentemente si era el número de reporte, a lo que me respondió que no, que era el numero de mi nueva tarjeta porque él ya había bloqueado/cancelado la anterior, le respondí que era un arbitrariedad, además de que ellos deberían de realizar una llamada de confirmación antes de proceder y de que yo había dejado de utilizar las demás tarjetas para concentrarme en esta y que en ella se hacían cargos sobre servicios, por lo cual si él cambiaba el número debería yo de hacer todo un Vía Crucis de avisos a todos esos sitios, sólo porque él había procedido a cancelar mi tarjeta sin motivo, a lo cual solo obtuve la respuesta de que: “Así era la cosa” y procedió a colgarme. 
Insistí, más nunca más me comunicaron a riesgos nuevamente, aunque un ejecutivo admitió que veía en su pantalla los cargos admitidos y que no había razón para haber hecho dicho bloqueo y menos proceder a la cancelación, todo querido lector/lectora me llevó más de tres horas al teléfono.

Sin mayor remedio procedí a ir de empresa en empresa a cambiar los cargos a una tarjeta de otro banco.

Súbitamente a los cuatro días me llega la tarjeta nueva de Santander y cuando procedo a darle de alta vía telefónica, me indican que con ello me estaban dando de alta también un seguro de gastos médicos, el cual les indiqué que ni lo requería ni lo deseaba, a lo cual la ejecutiva entró a una diatriba de que era obligatorio, que cuando me llegara el primer cargo yo hablara y lo cancelaba, le pedí hablar con su supervisor, el cual dijo llamarse Marco Antonio Muñiz (y además me dijo que no conocía del cantante homónimo) dicho personaje indicó si yo: “Cooperaba todo será más rápido” y que él me daría una clave para no volver a ser molestada, me paso con otro ejecutivo que volvió a pedir todos los datos y a repetir lo del seguro de gastos médicos, lo que no volví a aceptar, vuelta a comunicarme con el supervisor el cual me dijo, “Srita. usted hace todo más difícil, acepte el trámite y se acaba el proceso”, fui vuelta a pasar con un nuevo ejecutivo - como le avisan a uno que es grabado, debe de existir todas estas grabaciones que confirman mi decir- volví a dar todos mis datos y cuando me indicaron lo del cargo simplemente enmudecí, no respondí ni emití sonido alguno, hasta que me dijeron que eso era todo.

Con sorpresa hace una semana recibo mi estado de cuenta de la tarjeta Santander, con el nuevo número y con el cargo de dos seguros de gastos médicos de BBVA Bancomer, procedí a llamar a Santander y me dijeron que debía de ir a una sucursal Bancomer para que me dieran un numero de cancelación, lo cual me pareció completamente irregular, más ¿Que me quedaba? ¿Pagar?

Me apersoné a una sucursal Bancomer, banco el cual es de completa desconfianza para mí por malos usos y costumbres en sus promociones, ahí fui informada de que debería yo llamar a un 1-800 para ser atendida, a lo que pedí que me comunicaran, después de lo cual me pasaron con un ejecutivo el cual me informó que efectivamente existía una autorización mía para cargar a la tarjeta Santander los dos seguros de gastos médicos contratados por una servidora, a lo cual respondí que me explicara el cómo se podría haber generado una autorización sin mi firma y menos de un servicio no solicitado, siendo que además una póliza estaba supuestamente a mi nombre con letras equivocadas y la otra a nombre de un conocido mío pero con la dirección de mi casa, amigo mío que no habita en mi predio y al cual estimo, más no le compraría un seguro de gastos médicos, el joven deefeño al teléfono me indicó que debía yo de: 

1. Apuntar unos números que procedió a dictarme, 
2. Escribir una carta dirigida al banco explicando el motivo específico por el cual yo no deseaba el servicio del seguro y 
3. La solicitud de la cancelación del mismo, 
4. Adicionando copia de mi estado de cuenta Santander.
5. Incluir una copia de mi credencial de elector.

Todo lo cual debería de enviarlo por fax antes de 24 horas de efectuada esa llamada, requiriendo por último, hablar media hora después de haber enviado la información requerida, para confirmar que había sido recibida, que de no hacerlo así, debería de obtener nuevos números de solicitud de queja, le indiqué que esto era inaudito, que tuviera yo que decir porque no quería tener algo que no pedí, enviar información personal, escribir una carta y además con plazo perentorio siendo que en todo caso ellos deberían de demostrarme cuándo, cómo y de qué manera había yo solicitado dicho servicio, enfatizando que me daban ganas de quejarme en la Conducef.
¡OH my God! Para qué dije dichas palabras, el tatataranieto de Moctezuma Ilhuicamina me dijo: “Órale hágale como quiera, nosotros siempre ganamos, y no tolero que me ofenda” dicho lo cual tuve que proceder a disculparme con ese refugiado de la laguna negra y prófugo del huarache.

Escribí a mano la carta en el propio banco, y conociéndolos, ya me había yo adelantado a llevar copias de todo la información posible –casi incluida mi acta de defunción-; la propia señorita del banco, al ver mi estado, se ofreció a enviar todo por fax ya que presiento que pensó que me volvería en cualquier momento una mutación yucateca del virus porcino en pleno banco.


Mientras esperaba los treinta minutos salí al sol a quemarme, con tal de no seguir en ese banco español que junto con el Santander asquerosamente ibero también, nos siguen dando espejitos; a la media hora regresé y obtuve una nueva clave, por lo que ahora poseo por cada una de las pólizas no solicitadas: el número de la propia póliza, el de la solicitud de cancelación y el de la confirmación de recibida la documentación, con ellos debo de esperar a que “proceda el reclamo y la reposición” de los doscientos cuarenta pesos cargados a mi cuenta.

Como mexicana, como ciudadana, como consumidora que les ha dado regalías por medio de sus intereses inmorales, descubrí que no tengo derecho a nada, ni de solicitar el mínimo documento que avale o sirva como prueba de que yo no realicé, ni pedí, ni aprobé ningún servicio o trámite. 
He perdido horas de mi vida y he perdido parte de mi salud, porque ¡Como desgastan estas cosas!

Ahora recuerdo con gran admiración a mi sabia amiga Medé que hasta hace apenas pocos años, relativamente para nuestra edad, se vio obligada a tener y a portar tarjeta de débito, aún resuenan en mis oídos sus palabras: “Gordita dinero en mano, no gastas más de lo que tienes, no gastas por impulso porque ni manera que lleves todo encima, nada como el colchón, nadie te manda”.

Comentario: A todos los personajes aquí citados en el proceso de reclamación del cargo, les he insistido que esto no era más que un vil fraude de empleados bancarios y promotores coludidos, uno para generar comisiones por nueva tarjeta y otro por vender servicios con cargo a tarjeta; lo sorprendente es que cuando se lo comuniqué a la joven ejecutiva de Bancomer puso cara de “¡Ay! ¿Pos como cree?”. 
¿Seré tan mal pensada?

sábado, mayo 02, 2009

En la cárcel, en la enfermedad y en la influenza

Qué más desearía que no tener nada que comentar sobre los momentos que vivimos, y es que de verdad que hay tantos otros asuntos en el tintero que desearía dejar este tema y pasar a otro, pero tantas facetas: psicológicas, sociológicas y culturales que se están dado entorno a esta pandemia me obligan a comentarlo con ustedes mis más cercanos, porque al leerme saben mas de mi y al interpretarme a veces logran intuir situaciones o emociones mías que ni yo misma descubro.
Y es que hay tanto que decir, sobre las medidas y las consecuencias sanitarias por un lado y económicas por el otro, un balance como el ying yang; efectivamente dividiendo y evitando aglomeraciones se logra evitar el contagio, más nuestra economía ya andaba como medio muerta y ahora el cuerpo empieza a apestar.
El sólo hecho de pensar que existan personas que duden de conservar su empleo debido a que probablemente el empresario no les pague estos días, o los determinen como días “solidarios”, mientras que el pan, la tortilla, el agua y la luz se consumen y ni manera de decir, no prendas la luz porque no me pagaran. Más el empresario se pregunta: ¿Si ya estaba a punto del quiebre, de donde saco efectivo para pagar, sin ventas?Y sale nuestro robusto –aquí no puedo profundizar porque podría autoimplicarme - Secretario de Hacienda a decir, los patrones deben pagar, los empleos deben de conservarse, ya estamos pensando en medidas; al día siguiente nos salen con que en el D.F. le darán cincuenta pesos diarios a todos aquellos trabajadores del ramo restaurantero y no se si mi estulticia se profundiza o si simplemente no tenemos programas definidos con procedimientos claros para situaciones como estas; porque, vamos a ver, nos dicen que tienen un millón de antivirales en la precaución de que un virus así podría presentarse, 
¿Y? no me salen las cuentas, pues aunque creo con toda mi fe que esto no nos debe de llevar a más, un 1% de medicinas para la población de este país es irrisorio por no decir ridículo, ante las cantidades cercanas al 20% que tienen otros países como España, por ejemplo. Encaminados con el tema español, quiero comentarles que por personas cercanas radicadas en ese país me he enterado, con gran indignación, de que se nos acusa de ser los transmisores de este problema al mundo, salvo el embajador de España en México que todo el tiempo ha hecho declaraciones muy coherentes y apoyadoras, ¿Qué se atreven a decirnos los españoles a nosotros? ¿Y los empleados del aeropuerto de París que se negaron a entregar el equipaje de un charter procedente de México, lleno de franceses?, ¿Qué decir de Perú y Ecuador que nos niegan el tránsito aéreo?Primero diré que los comprendo en primera instancia, más no acepto las formas discriminatorias e incriminatorias con que se nos está tratando.
Segundo, que espero que no tengamos memoria de teflón y que al volver a tener dichos países terremotos e inundaciones lo pensemos dos veces antes de ir a dar ofrendas y ayuda humana que nuestro país tanto necesita, a países que nos están negando el saludo en estos momentos.Tercero, que hoy por la prensa nacional, me entero que desde antes del 11 de abril la OMS avisó a las autoridades mexicanas de la probabilidad casi certera de casos del virus y que las autoridades negaron que esa fuera la razón de los enfermos, si esto se comprueba debemos como ciudadanos exigir no el simple despido de los responsables, sino imputarles cargos penales por su desidia e irresponsabilidad.Algunos yucatecos aún se toman a vacaciones estos días, la mayoría no, con toda fortuna, pues somos uno de los cuatro estados que no tenemos casos confirmados, adicionalmente del permiso especial fitosanitario de exportación porcina y aviar que de quitárnosla, nos dejaría verdaderamente en un estado de postración en estas áreas.
Leí en el periódico El Universal una carta al Director de una mexicana radicada en Argentina donde expresa claramente la discriminación y el mal trato que está recibiendo a raíz de esta circunstancia y dice, y dice bien, que en México viven más de 30,000 argentinos que hemos recibido y cobijado durante las diferentes dictaduras, guerras, desvaríos políticos y nivel de pobreza en los que ese país ha tenido, más en contraposición no viven en Argentina ni 3,000 mexicanos, por lo que si repasamos cifras e historia nuestro país siempre ha abierto sus puertas a los refugiados de otros países y los a recibido y cobijado más allá de lo que a veces hace con sus propios hijos.
Me niego a aceptar que primero (gracias rómulo rozo, así en minúsculas) se nos recuerde como el indio sombrerudo dormido, para mutarnos al rancherote a caballo gritando de borracho y pegando de balazos, para pasar a ser traficantes de droga y secuestradores de oficio y ahora enfermos ponzoñosos de México para el mundo.
De alguna parte tiene que salir una mejor visión de este país después de tantos entuertos y desatinos.
Que brote una oleada de indignación colectiva de los que conformamos esta hermosa colectividad denominada México, que nos lleve hacia un mejor país, con mejores y más activos ciudadanos, si es necesario creer que estamos en contingencia perenne, pues ni modo pensémoslo para reaccionar con la disciplina, racionalidad y emotividad como lo hacemos ante nuestros grandes problemas climatológicos y sanitarios, recordemos a quienes han estado de nuestro lado en estos momentos, no para guardar rencor a los que no lo están, eso nunca, porque nos daña más a los que lo sienten que al sujeto u objeto del sentimiento, sino para no deshacernos en salir corriendo a ayudar a quienes ahora nos dan las espalda.

No propongo negar ayuda futura, simplemente no andar de ofrecidos.


Sistema Educativo en Japón

“Futoji no Henko”,  "El cambio valiente" Se ha probando en Japón desde 2012, un revolucionario plan piloto llamado “Cambio Va...