martes, marzo 09, 2010

¿Qué Podemos Esperar?

Iniciare diciendo que por años he sido una eterna convencida de que los estudiantes, a pesar de todo lo que se dice de ellos, hacen su esfuerzo y que una clase agradable es la mejor forma para lograr lo mejor de ellos.
Partiendo de ahí quiero compartir con ustedes pensamientos, reflexiones, experiencias, emociones magisteriales.
Lo mismo uno se topa uno con un alumno de educación superior, sin medios económicos, sin libros, estudiando de donde se puede, yendo a la biblioteca; con dinero mínimo para sus gastos, es decir o paga los camiones con tarifa insultante para el servicio que prestan o comen una torta al mediodía, pues deben de estar en la facultad en algunas ocasiones hasta 6 u 8 horas.
Pero en contraposición, cada vez son mas los estudiantes que teniendo los medios económicos, no compran libros: “¿Para qué?, si no sirven luego para nada”, no sirve la explicación de que no es lo mismo estudiar del libro que de una serie de fotocopias que terminado el plazo de estudio (el que a veces es 12 horas antes de la evaluación) quedan tirados o perdidos; tampoco de nada vale decirles que por no comprar, los tirajes de las editoriales cada vez son mas bajos, por tanto los costos fijos son mayores y eso impide que los que si desean tener su biblioteca profesional se vean obligados a prescindir de ella por el precio.
Cuando un joven y su familia definen el que éste curse una profesión, deben de pensar no sólo en los cursos para que “pase el examen de admisión” y conseguir todas las constancias y llevarlas.
El estudiar una profesión implica compromiso, especialmente si estudias en una institución pública, donde el costo semestral real por alumno, no es comparable a la cuota de inscripción semestral que aportan.
Si cuando desean entrar les obligáramos a firmar un documento en el que se comprometen a asistir con puntualidad, lo firmarían; si les indicáramos que es obligación tener los textos y vestir conforme a las circunstancias -no con las piernas masculinas semipeludas y chancludos con pies sucios, pelos parados-, con jóvenes señoritas con pantalones a la cadera y blusitas que les deja al aire frondosas carnes, cual si fuera sucursal del Lucas de Gálvez, lo cumplirian.
Prometerían TODO, con tal de acceder a la universidad.
Pero con gran tristeza para mi, sienten que al entrar ya estuvo el asunto. Faltan con toda desvergüenza, pues puede pasar uno frente a ellos y decirles "vamos a clase" y responden: "No puedo maestra, tengo que ir por fotocopias, o a buscar un papel para el ..... Estudiantil" o simplemente dicen "Si", pero no llegan a la clase.
Se van a viajes eternos a congresos, en donde por ejemplo, para ir a Monterrey a 3 días de actividades (en el caso de que se inscriban y asistan al mismo), requieren 10 dias de viaje, pues pasan primero por Guanajuato "Para conocer las momias, maestra") y Guadalajara, EXPLIQUENME LA LOGICA POR FAVOR.
Y como los congresos no son en simultáneo, una semana los salones tienen a los de unas carreras y la otra semana falta lo de las otras.
Si juntamos eso, con sus fiestas de integración, los simposios de cada institución, las actividades “culturales” donde se presentan obras “regionales” a base de insultos; con competencias de Guitar Hero, entonces ya sabemos por donde están sus intereses.
Socializar, socializar, divertirse.
Total ya son estudiantes, que llegan a su casa agotados, de tanto, socializar.
Siempre les pregunto si tienen algún conocido que estudie medicina, y si han observado la dedicación, el tiempo, los libros el contexto y dicen “si maestra, es horrible”.
¿Hay profesiones de primera y de segunda?
¿Por que el área socioeconómico administrativa es tan despreciada por quienes la estudian, pensando que una pluma, un portaminas, un cuaderno y una asistencia regular, son los elementos que deben de aportar?
Claro que no pretendo generalizar, he tenido y tengo exalumnos y estudiantes con quienes ha sido un privilegio para mi compartir el aula, he aprendido de ellos, me han hecho esforzarme más, me han cuestionado académicamente, lo que me estimulaba a preparar mi clase a prueba de cualquier cuestionamiento.
Raúl, Jorge, Rosy, Tony, Juan Carlos, Fued, Julia, Javier, Lucio, Guille, Ariela, Ligia, Pedro, son algunos de ellos.
Se nos olvida que este país está mal, precisamente porque no sabemos administrar, porque la economía es un desastre a pesar del cúmulo de títulos que tienen quienes nos han gobernado.
Hoy he sentido una gran tristeza, llegue a mi aula y el equipo que debía presentar su trabajo me dijo -mediante dos emisarios del mismo, sonriendo con disculpa- que no sabían que a ellos les tocaba, que no habían hecho su tarea, cuando desde febrero saben quienes son el equipo y que capitulo les correspondía comentar; entré al aula, los alumnos con cara de aburrimiento, desinterés, o esperando a ver como reaccionaba yo con los que no cumplieron para ver que harían ellos en su lugar.
Haber dado todas las instrucciones desde el primer día de clases no sirvió de nada, todo para que tuvieran tiempo de administrarse, pues la mayoría está en su último semestre.
Haber dado indicaciones por escrito, no sirvió de nada.
Tratar de explicarles hoy lo representativo que era que estudiantes de ultimo semestre no cumplieran con sus responsabilidades no solo era algo penoso para ellos, sino también para mi como profesora, siendo que además no lograba obtener ninguna reacción, pues al igual que muchos mexicanos pillados en falta, el grupo tenía su mirada dirigida hacia el piso, al techo o en lo que trataba de improvisar mi adjunto en la pantalla.
Buscando yo que hubiera aprendizaje, a pesar del incumplimiento, se proyectó la pelicula "El Experimento", la cual si no ven en la universidad, dificilmente sea de su interés pues no es comercial, ni de efectos especiales, no ganó premios.
Que pena me embarga.
Por cierto, la clase es de Ética y Responsabilidad Social.

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