martes, octubre 26, 2010

Una princesa siempre será una princesa

Escribir sobre seres queridos pareciera fácil, mas es un reto, el intentar reflejar a una persona cercana al corazón tal y como es, sin caer en polarizaciones o desatinos.
Este post va en esa dirección, la protagonista de él, es por mucho una de las personas que más quiero, pero, por sobre todo, es una de las personas que más me han demostrado su cariño.
Bertha Elena, alias “La Nena” para los íntimos, es uno de los seres más inteligentes, ocurrentes, de respuesta pronta y de chispa rápida.
Puede pasar del más complejo al más simple en un segundo o darle la vuelta al asunto según más convenga -especialmente a sus intenciones-, con una velocidad que te pega antes de que entiendas de dónde vino el golpe.

La Nena llegó a mi vida cuando iniciábamos la secundaria, venía de otro colegio, más desde el primer momento y por su actitud, nos dejó en claro que ése era ahora su territorio, y nosotras nos asumimos como cohabitantes de su potestad.

Se presentó con una presencia perfecta, más lo que llamó mi atención fue un maletín rojo -más bien una maleta tamaño "de viaje corto"- el cual utilizaba aparentemente como portafolio, pero que en realidad era una extensión de su hogar, en el sentido de que contenía -más allá de una simple imaginación- cuanto capricho alimentario -chocolate, cacahuate, chicle americano- o material escolar -como las plumas BIC las que en aquel entonces, sólo se conseguían en los USA- como correspondía a su alcurnia; tenía de todos los colores porque ella escribía cada línea de dictado con un color distinto, en un orden preciso, lo que conllevaba a que todas debíamos ir al ritmo en que ella decoraba sus líneas aún a velocidad de “llamas a mí”.
Salir al recreo con ella era casi sentirse como un niño judío en campo nazi, pues uno se sentaba a verla disfrutar de tales manjares sin esperar migaja alguna, lo que era compensado -y por mucho- por la simpatía y ocurrencias fruto no sólo de su carácter, sino de la extraordinaria cultura familiar con la que fue formada.
En una de dichas ocasiones en preparatoria, nos encontrábamos sentadas en el piso de un pasillo, ella con la regla de madera del salón en calidad de lira medieval, tarareando una canción que cantaba en las fiestas de esos año el grupo de moda "Los Delton's" y que la letra dice:"...el tiempo sigue igual...llueve otra vez.."; justo en plena interpretación apareció ante nosotras una compañera nacida en el centro del país, la cual se distinguía por usar el uniforme del colegio de una forma indebida, pues se arrollaba la falda hasta límites francamente ligeros, siendo que en el caso de la blusa, se abría los botones y metiéndose el cuello, con lo cual quedaba en exhibición buena parte de su humanidad. Bertha Elena sólo se giró hacia ella y en un tono casual le dijo: “Fulanita, se te desabrochó el botón de la blusa”, a lo que la exhibicionista respondió: "No se me abrió, yo lo hice, pues la que no muestra no vende”. En ese momento pensé: “¡Aúpa!”, pero la Nena replico: “Y la que mucho muestra se le mosquea”, siguiendo con su lira improvisada como si nada, dejando a la otra enfurecida.
Muchas son las frases que a través de los años han sido selladas con su marca: “Sí, los ricos también lloran.... pero los pobres lloran más”; “Mariachi pagado por anticipado, no canta bien las rancheras”; canciones de antaño como: "....te juro Juana que tengo ganas de verte...... la punta del pie......la pantorrilla y el peroné......"

Sus fiestas de cumpleaños celebradas en casa de sus papás siguen estando entre mis recuerdos más amables, donde abundaba el buen gusto y la excelente comida; hermosos adornos frutales o florales y no tengo pudor alguno en reconocer que guarde por casi 10 años una vela en forma de hongo, que fue el adorno de mesa de una de sus tantas celebraciones.
En esas ocasiones fui comprendiendo que su mundo era totalmente abierto a cualquier persona, siendo las únicas limitantes la disciplina y la honestidad, valores que sus queridos e inolvidables padres inculcaron en ella con su ejemplo de vida.
Debo de reconocer que, en esa etapa, mi relación con ella era de total admiración en calidad de fan; ella dice ahora que sí recuerda perfectamente lo que yo hacía o decía... Yo más bien creo que es una forma amable de demostrarme cuanto me quiere.
Con el tiempo salimos del colegio, estudiamos en la misma facultad pero en salones diferentes, lo cual me llevó a no estar tan cerca de ella.
La vida fue pasando, y con los años se casó y de ella nació un bebé que desde el primer respiro demostró su digna estirpe: Miguelito, quien en todas las etapas de su vida ha sido y es un ser fraterno, elegante, caballeroso, dedicado, intensamente inteligente y maduro.
Desde pequeño se distinguió por su simpatía y compañerismo, recuerdo una tarde en la que el tenia entre unos 6 u 8 años, y que fue cuestionado por su madre acerca del “¿Por qué no estaba haciendo su tarea?” a lo que ese querube -rubio como su abuela, formal como su abuelo y de inteligente reacción como la madre- respondió: "Estoy cansado, pues soy un niño muy ocupado". Fue imposible controlar la risa de aceptación ante esa innegable verdad, pues el bodoque no solo asistía a sus clases regulares, sino también a natación, al workshop y, al comer con sus abuelos, eventualmente debía aprender sobre historia y geografía a niveles superiores a los de niños de su edad.
La Nena no sólo ha sobresalido por sus talentos en lo académico, sino que al incorporarse al mundo laboral, en corto tiempo, tuvo bajo su responsabilidad posiciones de servicio público a nivel federal, logrando lo que pocos: salir de ellos con la frente en alto.
Es una persona sumamente compasiva, más implacable en el caso de consejos solicitados, pues logra hacerle ver a uno en qué ha fallado, y darte una visión clara del lado correcto de la situación en fast-track, terminando eventualmente con esta frase: "Te quiero mucho, pero estas mal en todo esto y debes corregirlo; no lo repetiré y si no lo haces, no te sigas quejando". Uno, sabiendo que por duro que suene, esa es una verdad indiscutible emanada de la objetividad, del cariño y la preocupación, que te lleva a actuar invariablemente en consecuencia.
Su elegancia la distingue, es delicadamente caprichosa en sus formas: lo mismo causa atención entre el personal de los lugares donde trabaja, provocando apuestas de cómo vestirá ese día; que salta al centro del cuadro a bailar -guapachosa y con un tumbao envidiable- en alguna reunión entre cercanos: "Un kilo de cadera no es cadera...”.
Es diligentemente amable con quien lo requiere, más sabe imponer orden, dando a cada quien lo que corresponde, sin temblarle la voz.
Podría decirse que todo lo anterior forma parte de una vida "nice", más en la realidad, la Nena confrontó duras pruebas de amor, paciencia y dedicación, al velar por la salud de sus padres en etapas largas y subsecuente sin demostrar quebranto alguno; quebrantos emocionales que seguramente existieron y que sobrellevó de forma interna sin dejar a un lado sus demás deberes, estando siempre con fuerza y entereza -aún en esa situación- atenta a lo que sus amigas requiriéramos.
Bertha Elena es un personaje, es un ser humano claro, directo y bondadoso, dueña de múltiples capacidades las cuales desarrolla fiel a su principio de superación personal.
Es capaz de emocionarse por los triunfos ajenos y callar los propios, dejando que su luz brille con una mezcla de inteligencia, simpatía y cordura.
Muchas cosas quedan en mi mente y mi alma sobre la Nena, pero esas me las guardo para sonreír en total complicidad.
A unos días de celebrar un año más de su presencia en este mundo, escribo estas letras para festinar tantos momentos, palabras, risas, consejos, recuerdos......recuerdos y más recuerdos.
Estoy segura de que algunas historias de vida -como la mía por ejemplo- han sido más agradables gracias a la existencia de la Nena en ellas.
El reino está de fiesta

domingo, octubre 10, 2010

De ataques de tos

Después de varias semanas muy ocupada en cuestiones académicas, ahora me encuentro unos días de resguardo obligatorio por este virus que nos anda pegando como palo a piñata de posada, heme aquí tratando de compartir con ustedes lo último que he visto, oído o que he recordado, da igual, pues en estos días de silencio obligatorio he podido escuchar más, lo cual es muy apreciado para el conocimiento de las cosas y las personas.

Y es que este virus ataca como si fuera una mezcla de elefantes desbordados que te pisotean inclementes y de todo un ejército kamikaze de avispas sedientas de venganza sobre algún supuesto mal que les he ocasionado en algún momento de mi vida, del cual no tomé nota con oportunidad.

Les digo cuídense, porque duelen hasta las muelas, y la medicación es tan intensa que entre sonarte la nariz, toser, tomar antibióticos, toser, anticongestivos, toser, aspirar polvos raros, toser y nebulizar, se cierne cierto protocolo que cual circulo vicioso se repite interminablemente, teniendo que programarlo en mi agenda digital para recordar a qué hora debía yo de hacer o tomar cada que, lo cual fue algo peregrino pues la tanda de medicamentos era tan amplia y su continuidad tan corta que el aviso es 15 de minutos, o sea apenas cuando el sueño estaba entrando, tenía uno que obviarlo y hacer lo que la maquina indicaba.

Y se piensa, ¡Ah! en casa por unos días, realmente podría ser en casa o en el fondo del hoyanco, pues el aporreón no permite soportar la luz, el ruido y los movimientos de cualquier cosa, es decir ni oír música, ni leer, ni ver TV, aunque esto último para algunos no sería una gran pérdida.

Mi propio perro me ha dado la espalda, pues mi pecho ha hecho sonidos (pitidos) dignos de un pelea de gatos por la gata de la colonia, cada respiración era un “brrbr,pppiiiiiiibrb”, lo que ha mi canino acompañante le pareció una traición de quien menos esperaba, pues asumió que tres gatos habitaban en mi pecho.

Todo lo anterior es completamente cierto, escribo estas líneas entre mi tibetano silencio y el lagrimeo constante, por lo que les aconsejo queridos amigos, que si oyen a alguien levemente mormado o tosiendo, aplíquense un poco de amor propio y díganle: “Te quiero tanto que me alejo de ti, no vaya a ser la de malas que te pego algo y te me empeoras”, dicho lo cual salgan corriendo en dirección contraria al susodicho y cuentenselo a quien más confianza le tengan.

Sin embargo he podido leer, entre una cosa y otra, con cierta conciencia la prensa la que entre policías y ladrones (escoja usted cuál es cuál); viajes al extranjero a ciudades que ni en su mismo país les dan gran relevancia; rateros imberbes encontrados con increíble rapidez y presentados a la prensa en el “Lugar de los hechos” (me imagino lo que sería para la Interpol presentar a algún pillo de una obra maestra, en el Louvre); mi temor a usar mi ropita bordada hecha hace algunos años con tanto cariño por RAVGO, por aquello de: “Dime de qué te vistes y te diré a quién te pareces”, mi tía Conchita dixit; me encuentro en mi laberinto, tal cual diría mi estimado genio de Úbeda, Joaquín Sabina (cuídate flaco que en un año ya se me fueron: la Negra Sosa, Monsi y Dehesa, solo me quedáis vos).


P.D. Cómo cae mal que cuando uno se siente morir, alguien te diga: “¡Ay!, yo me siento igual que tú” y uno los ve todos rozagantes y felices.

Sistema Educativo en Japón

“Futoji no Henko”,  "El cambio valiente" Se ha probando en Japón desde 2012, un revolucionario plan piloto llamado “Cambio Va...