viernes, diciembre 01, 2017

Las leyes fundamentales de la estupidez humana aplicadas a la realidad mexicana

Rumbo al 2018

En una estupenda editorial Agustín Llamas Mendoza, Director del Centro de Investigación en Empresa y Sociedad del Ipade, hace una preciso y certero comparativo entre la situación del PRI y su "precandidato" independiente José Antonio Meade Kuribreña y algunas de las leyes de la Teoría de la estupidez de Carlo María Cipolla, Allegro ma non troppo publicado en 1988.

Entre otras reflexiones, menciona la sorpresa de algunos analistas políticos de que unas u otras personas de diferentes convergencias estén aclamando y expresando su abierto apoyo a un precandidato que no reconoce ser miembro de tan añejo partido, les sería conveniente recordar a dichos analistas la 4° Ley de la estupidez.
Esto podría ser más simple comparándolo con quienes eligieron en realidad a Enrique Peña Nieto o a Donald Trump, asumiendo que podrían ser un presidente a "modo" y asociándose con él para alcanzar ese objetivo olvidándose de que: "Las personas no estúpidas subestiman siempre el potencial nocivo de las personas estúpidas...lo que a la larga resulta un costosísimo error". 

Refiere palabras del mencionado texto de Cipolla en el que literalmente el autor menciona que: "Los individuos más comunes en caer en las redes de los estúpidos son los incautos, pero que también lo son en alguna medida los inteligentes y los malvados dado que no alcanzan a reconocer en primera instancia a las personas estúpidas. 
Y afirma tajantemente que este hecho ha generado pérdidas costosisimas a la sociedad y a la humanidad."

Llevándonos en la editorial a recordar y analizar sobre cierta afirmaciones hechas, en distintos momentos, por el candidato virtual del PRI, nos documenta Llamas Mendoza:
"Cuando el candidato en cuestión se atreve a afirmar que “contratará” a más de dos millones de jóvenes para sacarlos de las drogas (la racionalidad exige una respuesta a lo obvio: ¿De dónde saldrán los recursos?, ¿Con el dinero que “ganen” ya no se drogarán?, entre otras cuestiones); o cuando afirma que la corrupción terminará cuando él sea Presidente porque la gente ya no será corrupta porque él tampoco lo será (la racionalidad aplicada inevitablemente nos lleva a la hilaridad); o cuando en un vídeo “explicó” que extraer petróleo era muy sencillo, como sacar agua de la tierra y que “no tiene ninguna ciencia” (así pues, la racionalidad concluye que ¿Existe cierto grado de estupidez?).


Teniendo Meade una experiencia de más de 20 años en el ejercicio del servicio público en áreas financieras, de desarrollo social y como canciller, adicionando todos sus grados académicos logrados de licenciatura hasta doctorado, todo esto sólo nos lleva a recordar dicho perfil del candidato con la 1° Ley de la estupidez, en la que literalmente nos lleva a tener que asumir que cotidianamente nos tropezamos con  individuos estúpidos, a todos los niveles y áreas, con los que aprendemos a sobrevivir y asumir el costo de su "condición".

Con todo lo anterior, si lo vemos en un amplio panorama de 360° grados, nos es inexplicable el estado de nuestra sociedad y de los recursos con los que cuenta.

Tomando datos del Lorenzo Meyer en los que señala que: "... el PRI cuenta en sus registros con 5.044,528 (últimas cifras del INE), es decir, un número que casi equivale al de la suma de los integrantes de todos los otros nueve partidos con registro, que llega a los 5.700,084 miembros. 

Entonces, la pregunta inevitable: dentro de esa masa millonaria de militantes, ¿no había ningún priista de pura cepa, con preparación profesional y hoja de servicios intachable que pudiera ser candidato en 2018? 

Pues aparentemente es que no, o al menos no entre el círculo de confianza que rodea a quien designó al candidato: el Presidente saliente.
Menciona Meyer en su editorial del día de hoy: "Para la élite priista no debió resultar natural dar su apoyo a quien formalmente no es priista, aunque en la práctica haya servido tan bien al priismo como antes al panismo."
Es decir que el eterno dilema Shakesperiano del "ser o no ser" ya no es problema, puedes no ser y ser, según el último dedazo presidencial, lo que nos lleva a una nueva lógica irracional, sólo entendible para los mexicanos, tratándonos de encontrar en nuestro eterno laberinto, como describió perfectamente Octavio Paz.
¿Algún día nos encontraremos?

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