Hay tanto que decir acerca del crecer como ser humano, que podríamos pasarnos la propia vida y parte de la ajena en imaginar, describir, definir y ejemplificar lo que determinamos como crecimiento personal y los momentos en que lo hemos experimentado.
Ayer fue uno de esos días en que uno crece a través de los demás, es decir, los demás nos hacen darnos cuenta de nuestras propias áreas de oportunidad.
Esto puede darse en una plática formal, en alguna actividad informal, en situaciones bajo nuestro control o fuera de él.
Asistí a un encuentro deportivo, algo emotivo si, trascendente desde el aspecto de la formación integral también, más por sobre todo, un ejemplo de lo que el ser humano es capaz de ser o no hacer por determinadas razones, algunas reales y otras imaginarias.
Independientemente de que en estos días de contratos millonarios, el asistir a un partido donde lo que se juega es simplemente el orgullo de ganar, ya es en sí mismo una ganancia para el alma; el que los jugadores se entreguen, tras días de entrenamiento, soñar jugadas, definir estrategias, todo por pundonor, es lo más loable y son de las acciones que debemos promover.
Más también hay que obtener otro tipo de aprendizaje, el posterior al resultado.
Un equipo es un conjunto de personas que, unidas por un objetivo común, aportan, cada miembro del mismo, sus máximas capacidades al logro de dicho objetivo, haciendo un equilibrio entre lo que uno aporta en función a lo que al otro le falta, equilibrio en fin.
Un equipo sin equilibrio y aportación conjunta, no puede funcionar, ya sea el gobierno de un municipio o la organización de una familia, de ahí que el deporte como parte de la formación personal y profesional es fundamental.
El equipo requiere de liderazgo si, el líder debe estar ahí, dar el ejemplo, sacrificarse si es necesario en función al logro, debe ser un permanente motivador, convencer con sus acciones y conmover con sus emociones, entregarse.
Cuando actuamos así sólo se puede ganar, pues el triunfo en sí es la realización misma del equipo y su crecimiento como tal, pues uno de sus máximos objetivos es ser y lograr.
Los mexicanos eventualmente nos atragantamos cuando somos equipo, por eso somos un país de medallistas de deportes individuales o paraolmpicos (esto último nos demuestra cuan capaces somos).
Pareciera que nos es difícil encontrar ese equilibrio motivador que permita rotar el liderazgo de manera tal de que todos sean protagonistas promotores y receptores, y esto sorprende en particular, puesto que somos un país de familias muégano, de grupos de amigos unidos con Kola Loka, la soledad acompañada según nos referencia el gran Octavio Paz.
Al final de la jornada lo ideal es lograr un aprendizaje, ¿Nos ganaron o perdimos?
En la sociedad mexicana no nos gusta, o más bien nos incomoda analizar lo que sucedió, aunque con ellos se pierda de paso el obtener un aprendizaje, preferimos decir: “pues no se pudo, hicimos el mejor de los esfuerzos; cada quien puso su granito de arena pero no fue suficiente; para la próxima será”
Se nos está acabando el tiempo, el petróleo, la naturaleza y la vida y seguimos esperando el mañana.
Formemos un equipo, seamos capaces de abrirnos a dar lo mejor de nosotros, a la primera y todas las veces.
Aprendamos a hacer conciencia de los resultados obtenidos y buscar las áreas de oportunidad, maduremos y volvamos los resultados no esperados un aprendizaje. Parafraseando una hermosa canción: “.....si un error puede más que unos cuantos, que esos cuantos no lo olviden fácilmente”.
P.D. A mis compañeros de ideas les comunico que me ausentaré unos días de éste espacio por motivos exclusivamente felices. Amenazo con estar de nuevo haciendo catarsis en dos semanas.
Ayer fue uno de esos días en que uno crece a través de los demás, es decir, los demás nos hacen darnos cuenta de nuestras propias áreas de oportunidad.
Esto puede darse en una plática formal, en alguna actividad informal, en situaciones bajo nuestro control o fuera de él.
Asistí a un encuentro deportivo, algo emotivo si, trascendente desde el aspecto de la formación integral también, más por sobre todo, un ejemplo de lo que el ser humano es capaz de ser o no hacer por determinadas razones, algunas reales y otras imaginarias.
Independientemente de que en estos días de contratos millonarios, el asistir a un partido donde lo que se juega es simplemente el orgullo de ganar, ya es en sí mismo una ganancia para el alma; el que los jugadores se entreguen, tras días de entrenamiento, soñar jugadas, definir estrategias, todo por pundonor, es lo más loable y son de las acciones que debemos promover.
Más también hay que obtener otro tipo de aprendizaje, el posterior al resultado.
Un equipo es un conjunto de personas que, unidas por un objetivo común, aportan, cada miembro del mismo, sus máximas capacidades al logro de dicho objetivo, haciendo un equilibrio entre lo que uno aporta en función a lo que al otro le falta, equilibrio en fin.
Un equipo sin equilibrio y aportación conjunta, no puede funcionar, ya sea el gobierno de un municipio o la organización de una familia, de ahí que el deporte como parte de la formación personal y profesional es fundamental.
El equipo requiere de liderazgo si, el líder debe estar ahí, dar el ejemplo, sacrificarse si es necesario en función al logro, debe ser un permanente motivador, convencer con sus acciones y conmover con sus emociones, entregarse.
Cuando actuamos así sólo se puede ganar, pues el triunfo en sí es la realización misma del equipo y su crecimiento como tal, pues uno de sus máximos objetivos es ser y lograr.
Los mexicanos eventualmente nos atragantamos cuando somos equipo, por eso somos un país de medallistas de deportes individuales o paraolmpicos (esto último nos demuestra cuan capaces somos).
Pareciera que nos es difícil encontrar ese equilibrio motivador que permita rotar el liderazgo de manera tal de que todos sean protagonistas promotores y receptores, y esto sorprende en particular, puesto que somos un país de familias muégano, de grupos de amigos unidos con Kola Loka, la soledad acompañada según nos referencia el gran Octavio Paz.
Al final de la jornada lo ideal es lograr un aprendizaje, ¿Nos ganaron o perdimos?
En la sociedad mexicana no nos gusta, o más bien nos incomoda analizar lo que sucedió, aunque con ellos se pierda de paso el obtener un aprendizaje, preferimos decir: “pues no se pudo, hicimos el mejor de los esfuerzos; cada quien puso su granito de arena pero no fue suficiente; para la próxima será”
Se nos está acabando el tiempo, el petróleo, la naturaleza y la vida y seguimos esperando el mañana.
Formemos un equipo, seamos capaces de abrirnos a dar lo mejor de nosotros, a la primera y todas las veces.
Aprendamos a hacer conciencia de los resultados obtenidos y buscar las áreas de oportunidad, maduremos y volvamos los resultados no esperados un aprendizaje. Parafraseando una hermosa canción: “.....si un error puede más que unos cuantos, que esos cuantos no lo olviden fácilmente”.
P.D. A mis compañeros de ideas les comunico que me ausentaré unos días de éste espacio por motivos exclusivamente felices. Amenazo con estar de nuevo haciendo catarsis en dos semanas.