Una querida y admirada amiga me ha mencionado la proximidad de su cumpleaños, afirmando y con signos de admiración que cumple ¡40!, entre simpatía y situación fuera de control.
Hace algunas décadas conocí a una persona estadounidense que me contaba que en los USA llegar a los 40 años era un hecho remarcable, no quisiera dar a entender que estoy mencionando algo así como cumplir los 15 primaverales años en nuestro México querido, que eso es cuestión de preparación anticipadísima, discusiones y finanzas abolladas.
Regresando al cumpleaños núnero 40, yo que ya me alejé de ellos quisiera comentar que es común que la gente nos diga: "¡Ay!, la vida inicia a los 20..........o a los 30...etc.". La verdad es que yo puedo afirmar, con conocimiento, que la vida con todo lo mejor de ella inicia los 40 y de ahí en adelante todo es superado según la actidud mental que tengamos.
Malas noticias para aquellos veinte y treintañeros que se creen que la están pasando ATM, la vedad es que los cuarenta llegan y al igual que DiCaprio realmente nos volvemos los reyes del mundo, daré mis razones.
A los cuarenta ya fuimos y vamos de regresada, es decir, si alguien nos hace creer que la luna es de queso, que la lealtad es más importante que la fidelidad (Isabel II dixit), que no hay algo que no podamos hacer o aprender, que nos tenemos que refrenar en nuestras opiniones, a esas personas sólo nos queda darles una trompetilla.
A los cuarenta todo se asienta, desde el humor hasta la visión de lo que ya hemos vivido, de lo que debemos conservar de ello, de todo lo que debemos de ir dejando en el olvido porque francamente nos estorba en el animo y en la vida.
Sabemos lo suficiente para haber definido que es lo que queremos, pero lo más importante, es que ya sabemos que es lo que no queremos: ver, tener, aguantar o callar.
A los cuarenta tenemos la energía de la juventud madura, la alegría de la niñez prendada en recuerdos que se presentan más seguido y la esperanza más firme, la autoconfianza de que somos capaces de viajar en un crucero y sobrevivir al choque con un iceberg.
A esa edad ya sabemos a que lugares del mundo a los que fuimos deseamos regresar y a cuales debemos no dejar de ir antes de que nos llegue el tiempo de ver sólo los albumes.
Esa edad nos da finalmente, la experiencia de todo lo mejor de lo que hemos vivido y de los errores en que hemos caído; el conocimiento cuasi-seguro de quienes son aquellos amigos del alma que nos aman con fervor aunque nos apeste el aliento o hagamos algún desfiguro público.
Nos llega la fuerza del ahora pa´delante sin dudas ni pretextos, pues ya tuvimos tiempo para aprender los básico y afirmar nuestros conocimientos a golpe de frente, por tanto, aún cuando podamos caer eventualmente, ya no será ni con el mismo dolor ni el miedo a levantarnos, sabemos que es comer el polvo y conocemos también el sabor de un fresco y afrutado vino.
¿A que edad inicia la vida en realidad?
Cuando se nos viene en gana tomarla en nuestras manos y caminar sin zapatos por el césped, comer helado de queso de bola o de pay de limón sin pensar ni en la dieta ni en el azúcar, salir a un escenario y hacer exactamente aquello que amamos; sonreir por lo logrado y regocijarnos en los planes que sabemos podremos alcanzar por la experiencia obtenida.
Sé que muchos dirán, "pero bueno eso se podría aplicar a cualquier edad, es cuestión de actitud", pues fijense que no....necesariamente, si los que tienen menos de 40 lo piensan así, es porque aún les falta, y si los que lo refutan son mayores que eso, deberían de dar gracias de seguir con ganas de leer este post y llevarme la contraria con su reúma incipiente, colesterol semicontrolado, trigliceridos amenazantes, calores nocturnos francamente fastidiosos, visión que los obliga a ver para arriba y para abajo agarrándose de algo mientras se acostumbran a los bifocales o progresivos.
En fin, que para cada quien que inicie cuando quiera.
Para mi amiga TT un abrazo pachón y la alegría de saber que los vivirá a plenitud y les sacará todo el color, el sabor, el aroma y la belleza posibles.