Queridos amigos todos, lectores asiduos o eventuales de este espacio, deseo agradecerles profundamente su tiempo para venir a mi rincón y leer acerca de mis vicisitudes con las organizaciones creadas por el ser humano que a la vez encadenan al ser humano a las maneras y formas de las organizaciones, recomiendo ver la “Maquina del Tiempo” de Charles Chaplin para captar plenamente el sentido de mi pesar.
Y es que no voy a decirles nada nuevo, más no por no serlo deja de afectarnos, es decir, que algunos todavía nos resistimos a asimilar ciertas situaciones, aunque los demás nos tomen por tercos, locos o testarudos.
No me conformaré a que me asignen cosas que no he pedido y que en todo caso ni siquiera requiero, se preguntaran, ¿Entonces si las requiere aunque no las pida, las acepta?, pues tampoco, pero queda ahí la posibilidad de cierto uso eventual en lugar de un penoso camino de lucha contra el sistema.
Claro, que esto, lo de la utilidad es lo menos usual.
Encarrilados con el tema, ya no exclusivo de Banco Santander sino de sus otros fraternos bancos pillos, regreso a mi teoría de que hay un contubernio evidente entre los ejecutivos de un banco que tienen acceso a toooooodos nuestros datos –algunos de los cuales ni nosotros nos acordamos de ellos- y los ejecutivos de ofrecimiento telefónico de servicios hospitalarios, automotrices, prestamos, viajes con ventaja agregada y la inefable tarjeta de crédito, que ya no les importa que uno tenga tres tarjetas del mismo banco, ellos te colocan la cuarta.
Existen medios para defendernos, el que uno se arme de valor y tenga más paciencia, más carácter férreo y más mal vocabulario que ellos para insistir, desgarrarse y hablar sin respiración hasta que ellos te cuelgan la bocina.
Segundo, escribir cartas a todos los involucrados con copias hasta a Casterns “el robusto” y Guillermo “el sudado”, quienes parecen mucho mas serviles a los intereses de los empresarios que a los del pueblo común más nunca corriente como una servidora, conste que lo de robusto no lo digo como discriminación, pues quien me conoce sabe que me doy de cachetadas con Casterns en la báscula, más si me siento ofendida de que un ser de nuestra talla no responda en concordancia cerebral a lo corporal; así mismo podemos dirigirnos nuestro diputado federal correspondiente, en el caso de saber quien es y poder encontrar dirección predial o electrónica al cual dirigirle nuestra situación,.
Tercero, búsquese a un ejecutivo bancario con ganas de ayudar, eso ya es casi un milagro, pero puede suceder, sé que esto no es fácil, más funciona, no lo encontrarán a la primera ni a la segunda, pero cuando lo encuentren NO LO SUELTEN, es más necesario en esos tiempos un ser que pueda intervenir por nosotros ante el sistema bancario informático manipulado por manos peludas, que un medico en una apendicetomía.
Cuarto, paciencia, insistencia, persistencia y todo lo que termine en encia, incluyendo Espergencia, quien es protagonista de una de mis canciones favoritas de Chava Flores, lo cual no tiene nada que ver con el tema, más la menciono como una capsula colorida.
Quinto, no sentirse que ellos pueden más que uno, finalmente uno puede cancelar la tarjeta sin tener que liquidar el saldo de golpe, se sigue pagando de la misma manera.
Sexto, comentar todo esto entre amigos, conocidos y desconocidos que se topen con uno y tengan cara de “alguien me torció”, si somos muchos los que nos juntamos, nadie podrá detenernos.
Séptimo, contratar el servicio de identificación de llamadas de otra organización pílla como lo es Telmex, más por 25 pesos mas IVA al mes, uno puede ver desde que número le llaman y si inicia con 555 y usted no conoce a nadie del DF con el resto del número, o si inicia con 818 y no conoce a nadie de Monterrey con ese número, o dice número privado, NO CONTESTE, multiplíquese por cero y aprenda a no oír la llamada del descarado e infame mundo bancario.
Octavo seguir acudiendo a este rincón quien sin tener titulo oficial alguno y menos tener jugoso subsidio oficial para existir en pro de la situación de los clientes de la banca, me uno a ustedes, comparto mis experiencia, les doy mis tips y cuando menos se sienten cobijados por el consuelo ajeno.
Y es que no voy a decirles nada nuevo, más no por no serlo deja de afectarnos, es decir, que algunos todavía nos resistimos a asimilar ciertas situaciones, aunque los demás nos tomen por tercos, locos o testarudos.
No me conformaré a que me asignen cosas que no he pedido y que en todo caso ni siquiera requiero, se preguntaran, ¿Entonces si las requiere aunque no las pida, las acepta?, pues tampoco, pero queda ahí la posibilidad de cierto uso eventual en lugar de un penoso camino de lucha contra el sistema.
Claro, que esto, lo de la utilidad es lo menos usual.
Encarrilados con el tema, ya no exclusivo de Banco Santander sino de sus otros fraternos bancos pillos, regreso a mi teoría de que hay un contubernio evidente entre los ejecutivos de un banco que tienen acceso a toooooodos nuestros datos –algunos de los cuales ni nosotros nos acordamos de ellos- y los ejecutivos de ofrecimiento telefónico de servicios hospitalarios, automotrices, prestamos, viajes con ventaja agregada y la inefable tarjeta de crédito, que ya no les importa que uno tenga tres tarjetas del mismo banco, ellos te colocan la cuarta.
Existen medios para defendernos, el que uno se arme de valor y tenga más paciencia, más carácter férreo y más mal vocabulario que ellos para insistir, desgarrarse y hablar sin respiración hasta que ellos te cuelgan la bocina.
Segundo, escribir cartas a todos los involucrados con copias hasta a Casterns “el robusto” y Guillermo “el sudado”, quienes parecen mucho mas serviles a los intereses de los empresarios que a los del pueblo común más nunca corriente como una servidora, conste que lo de robusto no lo digo como discriminación, pues quien me conoce sabe que me doy de cachetadas con Casterns en la báscula, más si me siento ofendida de que un ser de nuestra talla no responda en concordancia cerebral a lo corporal; así mismo podemos dirigirnos nuestro diputado federal correspondiente, en el caso de saber quien es y poder encontrar dirección predial o electrónica al cual dirigirle nuestra situación,.
Tercero, búsquese a un ejecutivo bancario con ganas de ayudar, eso ya es casi un milagro, pero puede suceder, sé que esto no es fácil, más funciona, no lo encontrarán a la primera ni a la segunda, pero cuando lo encuentren NO LO SUELTEN, es más necesario en esos tiempos un ser que pueda intervenir por nosotros ante el sistema bancario informático manipulado por manos peludas, que un medico en una apendicetomía.
Cuarto, paciencia, insistencia, persistencia y todo lo que termine en encia, incluyendo Espergencia, quien es protagonista de una de mis canciones favoritas de Chava Flores, lo cual no tiene nada que ver con el tema, más la menciono como una capsula colorida.
Quinto, no sentirse que ellos pueden más que uno, finalmente uno puede cancelar la tarjeta sin tener que liquidar el saldo de golpe, se sigue pagando de la misma manera.
Sexto, comentar todo esto entre amigos, conocidos y desconocidos que se topen con uno y tengan cara de “alguien me torció”, si somos muchos los que nos juntamos, nadie podrá detenernos.
Séptimo, contratar el servicio de identificación de llamadas de otra organización pílla como lo es Telmex, más por 25 pesos mas IVA al mes, uno puede ver desde que número le llaman y si inicia con 555 y usted no conoce a nadie del DF con el resto del número, o si inicia con 818 y no conoce a nadie de Monterrey con ese número, o dice número privado, NO CONTESTE, multiplíquese por cero y aprenda a no oír la llamada del descarado e infame mundo bancario.
Octavo seguir acudiendo a este rincón quien sin tener titulo oficial alguno y menos tener jugoso subsidio oficial para existir en pro de la situación de los clientes de la banca, me uno a ustedes, comparto mis experiencia, les doy mis tips y cuando menos se sienten cobijados por el consuelo ajeno.
P.D. El sabado 5 de septiembre del 2009 quedará marcado en mi vida como la noche que vi jugar a la selección mexicana de fútbol profesional como si fuera un conjunto de brasileños con italianos y uno que otro francés.
Se olvidaron de que estaban en tierra ajena, que era pasto sintético con fondo de cemento, les dijeron que valían y se lo creyeron, les salió el pundonor, cosa difícil, pero ahora veo que posible, “MI” Cuau, al que le he dicho de todo durante años, lo hizo como un buen representante de su barrio y los barrió; el Gio jugó atontado por Belinda y como que de pronto se inspiró en algún franelero recuerdo y tronó la portería contraría; al Guille le salio lo mexicano naturalizado y ayudado por ese jugador puma de Benemérito apellido – Juárez – que corrió, pasó, dribló, se las puso donde se requería; Guardado que andaba ídem y sólo entró para decirles a los ticos que aquí estaba.
1 comentario:
necesidad de comprobar:)
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