A mis queridos 7 lectores a los que ruego sigan esperando
mis humildes letras, les quiero comentar acerca de la emoción que me invade al
pintar mi casa.
¡¡ ¿Qué tema es ese?!!
Esas épocas eran de frugalidad familiar obligada, por lo que
para mantener la casa mi hermana mayor se avocaba a la labor de la brocha
amplia, (no utilizaré la palabra gorda porque soy alérgica a ella, prefiero
obesa, lo de gorda, sólo se los permito a mis queridas Mimí y Mary), como yo no
tenía nada que hacer, me gustaba meterme en lo que ellos hacían, lo cual no
siempre era muy agradecido, pero en éste caso ella, mi hermana, me compraba mi
brochita y yo pintaba hasta la altura que físicamente mis 4 o 5 años de edad me
permitían
Con esa capacitación y el paso de los años, quedando menos
gente dentro del ámbito de la casa familiar, llegó el momento en que mi madre
decidió que era necesario que yo desarrollara mis habilidades de decoración
activa, es decir que pintara la fachada de la casa en que vivo hasta ahora, al
norte de la ciudad, cuando la carretera a Progreso era de un carril y tenía
personalidad propia, no era una simple prolongación de la calle 60, menos aún
la Avenida Tecnológico; cuando la zona del fraccionamiento Campestre servía
para cazar mariposas, de las que pasan de su capullo al vuelo y no del otro
tipo.
En fin que la fachada de dicho predio inició siendo
naranja-dorado a franjas del frente combinado con un suave color blanco ostión,
según costumbre y diseño setentero; después pasó a un azul eléctrico que mi
madre vio precioso en el muestrario, pero que al aplicarlo quedó francamente
infame, por lo que su tiempo en las paredes frontales del predio fue corto,
también fue el tiempo en que terminaron los pintores para ella, pues dijo que
ese color no fue producto de su decisión sino que había sido influenciada por
el pintor.
Por lo cual se procedió a eliminar el tangerina por el
amarillo kayak amainado por detalles blancos y pintando la reja de un color
bronce anodizado, con lo que se pretendía equilibrar con puro claro la
brillantes del kayak, aun cuando fue adquirido en mate.
La primera mañana que salí, George ya había avanzado un gran
tanto, de pronto le dije a Richard: "¡Frena! este hombre se confundió,
pues pintó la pared que colinda con mi casa, la que se acaba de vender y la están
arreglando", después comprobamos que no era un error sino el efecto del
sol sobre mi pared, provocaba que la pared lateral contraria se viera
perfectamente amarilla....kayak.
Lo cual me hizo reír toda la mañana pensando cómo, ahora sí,
se requerirían anteojos polarizados para ver mi predio.
Adicionalmente que se cumpliría un factor inesperado, ya no
requería de dirección, pues con solo decir vivo en la casa "friega retina
frente al parque del fraccionamiento tal", no podía haber ser humano por
aletargado que fuera que no la encontrara, inclusive se podría volver como una
especie de servicio social, pues podría servir como referencia inobjetable a
los demás.
Una cualidad que tiene dicho color es que sus tonos van
cambiando, en las mañanas brillantes es amarillo papel chillón bond, a mediodía
es amarillo limón y por las noches con las luces blancas ahorradoras, es color
verde lechuga fresca y limpia, es decir, es varios colores en uno, como es
nuestro propio estado de ánimo y la vida misma.
Al termino los vecinos callaron, sólo la encargada de la
cocina económica le dijo a Mary: "oye, ¿qué le pasó al buen gusto de tu
jefa?", lo cual confirmó que había hecho lo correcto.
Estos días que no corresponden a la fachada sino al interior
y techo, cambie el tono de mi baño de blanco amanecer a un gris que al término
no me convenció, compre otro gris y tampoco me llenó el ojo, así estaba, y como
el baño tiene baldosas entre grises fondo blanco con destellos negros y verde ónix,
con mobiliario que originalmente fue fucsia con detalles acorde a dicho color,
no encontraba mi esquina con el color adecuado, hasta que Mary -la cual no es
muy allegada a Dn. George porque dice que: "con eso del cariño y de que
hay que dar cariño, lo que no hay que darle es mucha confianza"-
conversando con Dn. Reyes, hermano de George, éste Reyes, le comentaba que
podía imitar cualquier cuadro que le dieran, que pintaba con su hermano porque
su hija estaba enferma, pero que además era rotulista, situación que Mary me
comento al final del día y mi mente voló: "¿Rotulista?, ¡ROTULISTA!, ahora
vengo tengo que ir por pintura, pero antes pregúntale si puede pintar
rayas", al recibir la respuesta afirmativa, se procedió en consecuencia,
por lo cual mi baño ahora es de rayas grises y fucsia.
P.D. Antes de las rayas y mientras pintaban mi cuarto de un
azul relajante, Dn. George dijo: "Reyes pinta la puerta como la
pared" y Dn. Reyes le replicó: "George, estas mal, no puede ser,
seguro que lo entendiste mal", "que sí, que sí, píntalas así",
"que no, luego ¿qué haremos?", "Dña.Maryyy, ¿Verdá que la
Doña quiere que sus puertas estén del mismo color que las paredes?",
"Si, así es", contestó la encargada del hogar; ya con la autoestima
en su sitio y seguridad George concluyó diciendo: "¿Ya ves Reyes que yo
tenía razón?, no ves que Doña Paty es "como gringa", a ella le gusta
lo que a los demás de por aquí no".
2 comentarios:
La voy a contratar para que decida el color de mi casa que el útimo "lila místico" que le puse me dejo perdido. George tiene razón, usted es como gringa.
De mucho color! y por dar color a los momentos especiales, gracias.
: )
mm
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