A mis fieles lectores les informo que no es falta de emoción o de gusto por mantenerme comunicada con ustedes lo que provoca esta sequía en nuestro Rincón, mucho menos por falta de eventos y circunstancias que compartir, el gran culpable aquí es el tiempo, el invaluable bien que no retorna, él me ha impedido poder expresarme con disciplina.
En esta ocasión deseo compartir acerca de la mezquindad y la
crudeza moral que estamos viviendo en estos tiempos.
Si bien se dice ahora como slogan en los medios, lo que dije
yo hace mucho, que los buenos somos más, también recuerdo las palabras de mi madre ante los cuestionamientos
sobre mis descubrimientos acerca del ser humano, en donde ella me decía: “¡Ay! Hija eso
siempre ha existido, solo que antes se cuidaban más las formas”, con esa frase se abarcaba cualquier tema
acerca de la conducta humana y las consecuencias de la misma.
Actualmente cuando un evento sucede, por ejemplo un accidente
de tráfico, observemos como el tránsito se vuelve más lento, no necesariamente
por la disminución de espacio, sino porque se va disminuyendo la velocidad para
ver “el hecho” ubicando en ese término todo, vehículos, heridos o muertos.
Pareciera que se tiene la necesidad de ver al otro de saber
del otro, pero no por piedad o compasión, simplemente por saber, pareciera que
tanta violencia televisiva y fílmica,
que ya ha llegado a nuestras calles y a muchos hogares nos entume la
sensibilidad y el grado de conciencia.
Esa falta de misericordia, entendida esta como la actitud
bondadosa de compasión hacia otro, desde
el más afortunado hacia el más necesitado, sobre el caído.
Esa ausencia se extiende desde quien cree saber algo sobre
otro y que, a falta de vida propia, lo dice
al viento como una verdad absoluta, sin la menor de las mesuras o pudor,
sin contrastar si la información de marras es verídica o simplemente un borrego
lanzado al pastizal.
Esa declaración va corriendo de boca en boca, llegando a
veces hasta los medios de comunicación quienes en furiosa necesidad de vender y
tomando colores más oscuros que amarillos, no se frenan si ven la posibilidad de publicar algún escándalo, lo
hacen sin el criterio del que, quien, cuando, donde y porque, simplemente ponen
un título con los términos más escabrosos, fotografías descarnadas y textos mal
escritos pero que al ponerlos en tinta
sobre papel, para muchos, se vuelven una verdad absoluta con la patente para comentarla, reírse, burlarse o inclusive
sumar datos de su propia creación a la historia.
Pero eso queda corto en comparación a la malsana necesidad de
hablar sobre la reputación de los demás con un fin definido y planeado: placer,
humillación o beneficio personal.
Además de perverso es, en muchos casos, un ejemplo de una
situación psicológica de parte de quien la realiza, la cual de no atenderse
puede lograr el dolor de muchas personas incluido, por supuesto, el afectado de
dicho trastorno de conducta.
En organizaciones grandes o pequeñas el “chisme” suele ser el
pan de todos los días, el día que no lo
hay, pareciera que hubiera que crearlo pues de no ser así su
tiempo podría ser aburrido.
Es ahí donde eventualmente pueden colarse estos seres que en
su perturbación emocional van desgranando verdades a medias o medias
verdades, con el único fin de tener
alguna razón para que los demás se fijen en su persona o para hundir a la otra,
o las dos cosas en un solo tiro de piedra.
La necesidad de esos seres por sobresalir a pesar de su
mediocridad personal, se dirige hacia otros generalmente personas como las que
desearían ser, acusándolos de lo que el
mismo hace o carece.
Nadie puede pensar en actos o acciones malsanas no objetivas
ni sustentables, acusando a otros de ello, a menos que ellos mismos las piensen
y las realicen.
Quien está ocupado en vivir plenamente, de forma saludable y
con una actitud asertiva, difícilmente puede pensar y menos aplicar a otros
acciones deplorables, no tienen tiempo, está creando y realizándose.
Escuchando estos días al Dalai Lama, sentí directamente de su
voz lo que tantas veces le he leído, y me despertó de nuevo, me dio la fuerza
de escribir estas líneas con la finalidad de decirle a quien esté siendo
acusado de alguna falsedad o involucrado en algún incierto:
“No te caigas, no te doblegues, yo estoy aquí y te daré mi
apoyo si lo requieres y mis oraciones para que la paz llegue a ti”
http://www.youtube.com/watch?v=DuTlRzAXTBM&feature=related
3 comentarios:
Desde siempre, Pango, los rumores han sido la plaga de las organizaciones, las familias, las empresas, las iglesias... cualquier grupo se tambalea cuando el rumor lo carcome como el comején. Tienes razón, es terrible. Y peor cuando es directamente malintencionado.
Teté
totalmente cierto¡¡¡¡ desafortunadamente en la actualidad la gente se deja llevar por el que diran antes de verificar por ellos mismos que es veridico esa informacion o un simple chisme¡¡¡¡ pero bueno todavia quedan algunos que otros que tienen el valor de decir las cosas como son con sinceridad y cordialidad como usted maestra¡¡¡¡ espero se encuentre muy bien y le vuelvo a comentar paraque vea que si leo todavia su blog]¡¡¡
Querida Paty, ahora sí que pasaste de las letras y la narrativa inteligente y memoriosa, a un excelente artículo de fondo: sustancioso, claro, señalador, psicoanalista, desenmascarador de esos pobre (pero malignos) sujetos malévolos, nutridos de envidia y de frustración.
Me gustó muchísimo, y a mí, como a ti el Dalali Lama, a mí tu excelente reflexión me reafirmó cosas, vi retratos conocidos y me inyectó conciencia, y temple.Muchas felicidades y gracias, Paty
Un cálido abrazo,
Carlos Peniche
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