Al vivir en comunidad es requisito indispensable regular
quienes tienen derecho a “qué” y quienes son responsables “de”, terminando en
que todos tenemos derechos y obligaciones delimitados ambos por los derechos y
obligaciones de los demás.
Eso es tan simple y sencillo que pareciera que no debería de
haber confusión con el actuar de los seres humanos que compartimos espacio ya sea una casa, colonia, ciudad, estado, país o el mundo.
Generalmente se recurre a que algunos elegidos por su
sabiduría, capacidad o percepción y gran sentido racional sean quienes se
dedican a regular esos derechos y deberes, ya sea aplicando lo que la comunidad
aceptó cumplir o porque nombró a otros para estudiar y determinar qué es lo más
deseable y requerido para el mejor funcionamiento de esa comunidad.
Todo lo anterior explica desde lo más simple hasta lo más
complejo de nuestro estado, desde los tres poderes –legislativo, ejecutivo y
judicial- que como estados unidos aceptamos que sean quienes nos rijan.
Llevo algún tiempo reflexionando sobre decisiones, acciones
y actos a todos los niveles de autoridad y de representación de la comunidad, no acabo de llegar a una conclusión sobre uno cuando ya se sucede el otro y así
he estado, hasta que la Nao de la China decidió estallar.
Y tomo este ejemplo por ser el más sencillo –pero no menos
importante y trascendente dentro de su ámbito- para tratar de explicar mi posición
acerca de la autoridad, la legalidad, la equidad, las capacidades, competencias
y responsabilidad de todos los
protagonistas de este entretejido social que se llama comunidad, donde querido
lector(a) estamos tú y yo.
Después de algún tiempo regresé a ser cliente de dicho
restaurante y fue tan agradable la experiencia y la relación precio/calidad que
a la siguiente semana 8 de junio del presente, decidí repetir, solo que en esta
ocasión solicité el servicio de comida indicando que lo iríamos a recoger al
local.
Al subirse al vehículo la persona que bajó por la vianda me
dijo…”Que calor….Además había un olor tremendo….como a gas”.
Al enterarme por los noticieros de la explosión, la que
primero se pensó que se debió a gas metano, y que luego se ha dictaminado que fue
una chispa de un refrigerador que se dio en una zona donde las instalaciones de
gas butano se encontraban desgastadas, lo que hace la diferencia entre una
llamarada expansiva, la que hubiera dejado daños mucho mayores a los
establecimientos y hogares cercanos, que una explosión que contrae hacia el
mismo diámetro los daños mayores.
Hasta aquí todo son hechos documentados y palpables, ahora
quiero compartir contigo los siguientes hechos (también son hechos) que vienen
dentro de las declaraciones de quienes como autoridades o como representantes
nos llevan a reflexionar si estamos tan claros en “quienes” "deben" “que”, “cuando”,
“como”, “donde” y por qué”.
Si uno desea abrir un negocio debe de inscribirse a alguna organización empresarial del ramo, no entiendo porque una autoridad te obliga a inscribirte a una organización civil, pero eso es de facto no discutible.
En este caso la CANACO SERVYTUR en voz de quienes la dirigen declaran que la licencia de funcionamiento llevaba más de un año
vencida… ¿Y?...¿pues cual es la función de estar inscrito en esa organización?.
Dicha
organización ¿qué derechos y obligaciones tiene sobre sus afiliados que no pagan sus cuotas
correspondientes? ¿no es grave que alguien te deba sus cuotas? ¿qué
consecuencia conlleva?
Pasemos a mi siguiente conflicto racional: la Cámara
Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados
Delegación Yucatán (CANIRAC) cuyo presidente Álvaro Mimenza Aguiar se percibe
como un adulto joven con mucho entusiasmo.
A pregunta expresa durante las
siguientes horas del suceso que nos ocupa, un representante de dicha cámara,
específicamente en lo relativo a la revisión periódica de seguridad mencionó
ante los cuestionamientos de la prensa que: “Se había realizado la última
revisión a dicho local hacía “casi” un año".
Se cuestionó que era lo que se
revisaba, respondiendo con toda seguridad y casi dando la idea de que era una
obviedad: puertas de salida de emergencia, extinguidores, estado de las
instalaciones primarias (no sé cuáles sean esas), etc.,.
Nunca mencionó estado
de instalaciones de elementos inflamables, de equipo de cocina y refrigeración.
Es decir, para mí, todo se reduce a una revisión para verificar por donde saldrían
las personas que estuvieran ahí en horarios de movimiento previo o de consumo y
con que apagar lo que se encendiera.
Todo para apagar nada para prevenir.
¿Cuántas cuotas le debería la Nao a la CANIRAC?
¿Debería ser
obligatorio el seguro sobre daños materiales y humanos para inscribirse a
alguna de esas organizaciones empresariales?
¿Las directivas de dichas
organizaciones conformadas por miembros del mismo giro aprobarían una norma que
contuviera revisiones a fondo de sus propios establecimientos y de pago de cuotas a
aseguradoras?
Y esto sólo por mencionar algunos mínimos y simples elementos, ya
no hablemos de cubre bocas, guantes, limpieza de uniformes y del propio
personal.
Y sigo enrollándome, si uno lo anteriormente descrito, dejándolo
en lo superficial, y me enfoco en cuantos seres humanos presos siguen en esa condición por
falta de abogado, por no entender el lenguaje, por ser analfabetos, cuyos
pecados o delitos fueron robar sardinas y galletas porque morían de hambre;
esos privados de su libertad y derechos mínimos, porque la pobreza no solo les
niega alimento, salud y educación para ser un ciudadano funcional, sino que
bajo la definición de nuestras leyes, las que hasta en su redacción son
complejas de leer y que tienen interpretaciones tan subjetivas que incluso obligan a los miembros del máximo
tribunal de justicia de la nación a discutir entre si sobre si esto o aquello “es”
o “no es”, entonces un ciudadano medianamente preparado como tú o más bien como
yo, ¿qué nos queda ante esto?
No tenemos leyes accesibles, claras, directas, porque así
conviene a una clase social y política, este país ha sido y es proyecto de unos
cuantos, los cuales de vez en vez, cautivan a algún analfabeta funcional, lo
encumbran, le permiten cambiarse la figura, el rostro, le hacen creer que son
poderosos, que todo lo pueden y que deben lealtad…..hasta que ese pequeño grupo
tiene que sacar un poco de gas acumulado y entonces se olvida de la lealtad y
los manda a prisión en una producción digna de Hollywood o los manda al limbo
de las estructuras.
No me opongo a la unión entre organismos civiles
(empresariales o no) con autoridades, me opongo a que sean simulaciones en el
funeral del niño:
“Ayuntamiento y la Canirac se reúnen para impulsar al
sector restaurantero”. Diario de Yucatán. Sábado, 15 de junio de 2013 - 2:23
pm.
Me indigno a que si
ante la ley todos debemos ser iguales, en realidad unos sean más iguales que
otros.
Me ofendo ante posiciones de que si la regidora del PAN llegó y perturbo el entorno de la explosión según otro regidor del PRI, mientras que las áreas de protección y orden pidieron esa ayuda. Esos son juegos fatuos de pleititos de comadres.
Me abrumo porque siento que soy una persona que ve esto tan claro, ante otros a los que sólo les ocupa si hubo muertos o no.
Me perturbo, ante las razones para que ni el dueño del restaurante, ni el del predio se apersonen.
Me aflige todo ese personal del restaurante y los de las demás sucursales que ya no abrieron, pues todos ellos quedan en total desamparo.
No saben quién
les pagará lo ya laborado, ni sus finiquitos, es decir no tienen quien les
diga. ¿Qué organización los protege? ¿quien les facilitará los recursos para poder encontrar nuevos empleos?
¿La CANIRAC acaso no debería tratar de reclutar entre sus integrantes a personal con experiencia en una muestra de responsabilidad social?
Ojalá que entre ellos salga un líder que los una y que busquen ayuda en
algún colegio de abogados o en el área de apoyo de la facultad de Derecho de la
UADY y que demanden al dueño, a las cámaras, a salubridad y a todos, desde Benito
Juárez a la fecha, para que entonces se cree un precedente, y cada quien asuma
sus responsabilidades y sientan que deben de unirse en pro de sus diversos
sectores y una parte de esa unión es garantizar la calidad y la seguridad del
consumidor y la ciudadanía.
Sobre las autoridades….te permito a ti querido lector amigo
que decidas con tu quehacer diario, con tus opiniones y con tu voto.
3 comentarios:
Es que es la ley mexicana de que: "Muerto el niño, se tapa el pozo". Lo bueno, dentro de todo lo malo (destrucción, daños y pérdida de empleos) fue que no hubo muertos.
Ernesto de la Fuente
Que triste porque como dice, yo tambien, disfrute de ese restaurant y la calidad de sus alimentos, lamentablente los dueños solo están pendientes de las ganancias y no del mantenimiento del lugar, las instalaciones, lo que vemos aqui es: hay una fuga de gas ahi luego lo arreglamos después,no pensó en las consecuencias, pero acaso el dueño en su casa si hay una fuga de gas y el siente el olor, no lo arregla? ahi seguramente ni lo piensa lo arregla inmediatamente, otro punto que me llama la atención, se quema mi local, huyo y donde queda esa gente la cual empleaba, es una irresponsabilidad dejarlos así como así, pero que se puede esperar de alguien que en su propio negocio algo como una fuga de gas no arregló, mucho menos va a querer responder por los daños que provocó, yo le agradezco a Dios que fue en la noche, imagínense si hubiera sido de día, no quiero ni pensarlo, lamentablemente este país no hay justicia, lo podemos ver con la guardería ABC, donde si hubo muertes y que se ha hecho: nada. Atte. Nicte Ha Dzib Echevarria
Estoy totalmente de acuerdo con lo que expresa por lo sucedido.
Es una realidad y tristeza lo complejo de entender que puede llegar a ser una ley.
Pareceria, como bien comenta, que solamente la comprenden y le sacan provecho algunos cuantos interesados.
Por otro lado, en constantes cursos y platicas de seguridad que tomamos en la empresa donde trabajo, nos enfatizan mucho que los accidentes NO existen. Todo se puede evitar o minimizar la probabilidad de cualquier evento con el debido seguimiento e inversión.
Porque claro que es posible evitar los accidentes con los recursos suficientes y el compromiso constante.
Erik Canche
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