domingo, diciembre 26, 2010

Santa paz


Como ustedes, queridos amigos lectores ya saben, las fiestas navideñas y mi cumpleaños equivalen para mí a las celebraciones del reciente Bicentenario.

Con tal comparación, imaginaran que dichas fechas son preparadas y celebradas por mí con mucha anticipación, planeo reuniones con seres allegados a mi vida y a mi corazón, me voy relajando según van llegando los días mencionados. 

Esta navidad, sencillamente decidí iniciar desde mediados de noviembre, comprando prácticamente el primer árbol que llegó a estas tierras y el reto fue conservarlo – regado y en aire acondicionado- para que llegara en su plenitud a las fechas precisas.

Pinté partes de mi predio, historia relatada en el post anterior; compre todo lo requerido, antes que las multitudes en plena tensión mental y arterial salieran en actitud frenética y desesperada a apropiarse de lo necesario y de lo no tan necesario, provocando con ello filas larguísimas en las cajas de pago, estacionamientos llenos, padres alterados, niños histéricos, jóvenes felices porque nadie se da cuenta de lo que ellos hacen o dejan de hacer con la misma asiduidad de lo normal, en fin el despelote en su puro desarrollo. 

Mientras, yo lista con todas mis necesidades, me relajo conversando, visitando y disfrutando a personas que no puedo frecuentar tanto durante el año, o pasarme las horas con las personas cotidianas, criticando a todos los del despelote.

Todo lo que podía estar planeado y bajo mi control lo estaba, considerando, inclusive algunos factores que no lo están –estrictamente bajo mi control- pero que son predecibles en su embate, ya estaba lista como navaja de afeitar…… hasta la mañana del martes 21, en la que desperté sintiéndome apaleada, francamente pensando que en la noche me habían convertido en puré de camote, la fosa nasal derecha en estado de chile habanero, el ojo del mismo lado llora y llora, mientras el izquierdo delataba cierta perturbación por no estar ni ligeramente triste como su compañero, decisión inmediata, Dra. Lope ahí voy.
Me recibió con su cordialidad usual, diciéndome: “… es natural, es tiempo en que los asmáticos se retientan y con su rinitis peor”, yo guarde profundo silencio, pues me he pasado todo este año en la viva tos, afonía y lagrimeo y siempre ha sido "este endemoniado clima", preguntándome cuál es el que me había convenido hasta el año pasado, mientras ella seguía diciendo: “es natural que se sienta así”.


En fin que para no hacerla larga, me fui con mi bastimento de medicinas contra todo mal presente y repose, pues en la noche me esperaba mi posada navideña de la facultad a la que en ningún momento puse en duda el no asistir, lo cual hice, pasando momentos divertidos, amenos y amables entre amigos, y algunos que olvidamos, en ese evento, que no somos tan allegados el resto del tiempo, pero que dicho evento nos olvidamos de manías, pataditas y achuchones.


Retorne a mi predio a hora apropiada y seguí mis días con cabalidad más, al llegar el 24 por la mañana –madrugada para mí - me invadió una sensación de devolución total de todo, alimento, medicinas y hasta lo que no sabía que tenía, por todas las vías posibles.
Dra. Lope al rescate, diciendo que mi flora intestinal se había vuelto aparentemente fauna y que refrenara los medicamentos bronquiales y pulmonares, para atacar los efectos intestinales.
Obvio que con ello todo plan quedaba a un lado, la comida en el refrigerador y algunas actividades canceladas.

Aquí viene lo medular de esta larga descripción de tan poco amable panorama, frenados los desahogos físicos y con la tos y afonía a la alza, impredeciblemente no sentí alejarse de mí el jacarandoso espíritu navideño.

Sabía que la gente tenía sus planes y debían cumplirlos, misteriosamente no entré al drama del: “¿Por qué yo?”; algunas otras navidades las he pasado en cama con esa sensación de: “Pobrecita de mí” o “Ahora no haré otra cosa que dejar pasar los días de navidad, pues seguro me enfermare”.

¡Nanay!, asumí la gelatina, la manzana en trozo, en jugo, en concentrado y me di a la tarea de disfrutar de lo que sucedía.
He visto TV hasta el amanecer, he leído, he pensado y he encontrado que la pasé a todo dar.

Agradezco con infinito cariño a todas las queridas personas que estuvieron comunicadas en todo momento, pero, el dormir hasta las 6 de la tarde del 25 y las 3 de hoy, el poder no cambiarme de pijama, en fin el hacer, no hacer o deshacer, ha sido el mejor regalo de navidad y ya me gustó.

Algunos post atrás –como 123- ya había yo afirmado que por fin estaba haciendo lo que yo quería y que ya me había gustado, pero evidentemente que ahora he descubierto que cuando menos mi vida es como un rol de canela, que se ve como un todo, pero que al ir desenrollándolo encontramos todas sus partes y complementos.

Que si me gusta estar enferma: ¡Para Nada!, además de que cuando me envía la cuenta de mis medicamentos cada año el Jefe Escoffié, paso un mal rato, pero que me gustó esta plácida tranquilidad, compartida en su mayor parte por la única persona a quien debo rendir cuentas: a mi misma.

La verdad que esta versión Pango 5.1.11 se cae mejor a la inmediata anterior.

Así que me pondré a flotar los próximos días en el mar de lo esperado y de lo inesperado, con los ojos bien abiertos (uno de ellos con lagrimeo) tanto como el corazón.

Un abrazo por compartir estas letras.

P.D. Todo el mes de enero no contemplo decir las fechas del calendario en voz alta, con el fin de que mi organismo no inicie su proceso de boicot con el fin de baldear mi cumpleaños, pues si bien no niego mis letras arriba plasmadas, el cumple es el cumple – o sea mi Bicentenario anual particular- y yo lo festejo desde una semana antes hasta otra después de la fecha, para meditar ya estuvo bueno, ¿Ok?

viernes, diciembre 10, 2010

Los colores de mi vida

A mis queridos 7 lectores a los que ruego sigan esperando mis humildes letras, les quiero comentar acerca de la emoción que me invade al pintar mi casa.
¡¡ ¿Qué tema es ese?!!
 Siendo pequeña, la casa donde vivía estaba situada en el Paseo de Montejo, en ella compartía con toda la tropa familiar, en calidad de observadora, de un mundo de personas jóvenes adultas y adultas tirando a la madurez, era y es una de las casas de la privada que ahora han ido botando de una en una, pero la mía - la nuestra - era la primera, además de ser un poco más grande que las demás y con patio al Paseo Montejo, lo cual no era ni es cualquier cosa.
Esas épocas eran de frugalidad familiar obligada, por lo que para mantener la casa mi hermana mayor se avocaba a la labor de la brocha amplia, (no utilizaré la palabra gorda porque soy alérgica a ella, prefiero obesa, lo de gorda, sólo se los permito a mis queridas Mimí y Mary), como yo no tenía nada que hacer, me gustaba meterme en lo que ellos hacían, lo cual no siempre era muy agradecido, pero en éste caso ella, mi hermana, me compraba mi brochita y yo pintaba hasta la altura que físicamente mis 4 o 5 años de edad me permitían
Con esa capacitación y el paso de los años, quedando menos gente dentro del ámbito de la casa familiar, llegó el momento en que mi madre decidió que era necesario que yo desarrollara mis habilidades de decoración activa, es decir que pintara la fachada de la casa en que vivo hasta ahora, al norte de la ciudad, cuando la carretera a Progreso era de un carril y tenía personalidad propia, no era una simple prolongación de la calle 60, menos aún la Avenida Tecnológico; cuando la zona del fraccionamiento Campestre servía para cazar mariposas, de las que pasan de su capullo al vuelo y no del otro tipo.

En fin que la fachada de dicho predio inició siendo naranja-dorado a franjas del frente combinado con un suave color blanco ostión, según costumbre y diseño setentero; después pasó a un azul eléctrico que mi madre vio precioso en el muestrario, pero que al aplicarlo quedó francamente infame, por lo que su tiempo en las paredes frontales del predio fue corto, también fue el tiempo en que terminaron los pintores para ella, pues dijo que ese color no fue producto de su decisión sino que había sido influenciada por el pintor.
Por lo cual se procedió a eliminar el tangerina por el amarillo kayak amainado por detalles blancos y pintando la reja de un color bronce anodizado, con lo que se pretendía equilibrar con puro claro la brillantes del kayak, aun cuando fue adquirido en mate.
La primera mañana que salí, George ya había avanzado un gran tanto, de pronto le dije a Richard: "¡Frena! este hombre se confundió, pues pintó la pared que colinda con mi casa, la que se acaba de vender y la están arreglando", después comprobamos que no era un error sino el efecto del sol sobre mi pared, provocaba que la pared lateral contraria se viera perfectamente amarilla....kayak.
Lo cual me hizo reír toda la mañana pensando cómo, ahora sí, se requerirían anteojos polarizados para ver mi predio.
Adicionalmente que se cumpliría un factor inesperado, ya no requería de dirección, pues con solo decir vivo en la casa "friega retina frente al parque del fraccionamiento tal", no podía haber ser humano por aletargado que fuera que no la encontrara, inclusive se podría volver como una especie de servicio social, pues podría servir como referencia inobjetable a los demás.
 Poco a poco fui recibiendo sus bondades, en la mañana que salgo entre dormida y atontada, me hace sonreír, en la noche cuando regreso algo apaleada por las realidades de la vida me infunde fortaleza para prepararme para el día siguiente, pensando que finalmente "mañana será otro día".
Una cualidad que tiene dicho color es que sus tonos van cambiando, en las mañanas brillantes es amarillo papel chillón bond, a mediodía es amarillo limón y por las noches con las luces blancas ahorradoras, es color verde lechuga fresca y limpia, es decir, es varios colores en uno, como es nuestro propio estado de ánimo y la vida misma.
Al termino los vecinos callaron, sólo la encargada de la cocina económica le dijo a Mary: "oye, ¿qué le pasó al buen gusto de tu jefa?", lo cual confirmó que había hecho lo correcto.
Estos días que no corresponden a la fachada sino al interior y techo, cambie el tono de mi baño de blanco amanecer a un gris que al término no me convenció, compre otro gris y tampoco me llenó el ojo, así estaba, y como el baño tiene baldosas entre grises fondo blanco con destellos negros y verde ónix, con mobiliario que originalmente fue fucsia con detalles acorde a dicho color, no encontraba mi esquina con el color adecuado, hasta que Mary -la cual no es muy allegada a Dn. George porque dice que: "con eso del cariño y de que hay que dar cariño, lo que no hay que darle es mucha confianza"- conversando con Dn. Reyes, hermano de George, éste Reyes, le comentaba que podía imitar cualquier cuadro que le dieran, que pintaba con su hermano porque su hija estaba enferma, pero que además era rotulista, situación que Mary me comento al final del día y mi mente voló: "¿Rotulista?, ¡ROTULISTA!, ahora vengo tengo que ir por pintura, pero antes pregúntale si puede pintar rayas", al recibir la respuesta afirmativa, se procedió en consecuencia, por lo cual mi baño ahora es de rayas grises y fucsia.


P.D. Antes de las rayas y mientras pintaban mi cuarto de un azul relajante, Dn. George dijo: "Reyes pinta la puerta como la pared" y Dn. Reyes le replicó: "George, estas mal, no puede ser, seguro que lo entendiste mal", "que sí, que sí, píntalas así", "que no, luego ¿qué haremos?", "Dña.Maryyy, ¿Verdá que la Doña quiere que sus puertas estén del mismo color que las paredes?", "Si, así es", contestó la encargada del hogar; ya con la autoestima en su sitio y seguridad George concluyó diciendo: "¿Ya ves Reyes que yo tenía razón?, no ves que Doña Paty es "como gringa", a ella le gusta lo que a los demás de por aquí no".

martes, octubre 26, 2010

Una princesa siempre será una princesa

Escribir sobre seres queridos pareciera fácil, mas es un reto, el intentar reflejar a una persona cercana al corazón tal y como es, sin caer en polarizaciones o desatinos.
Este post va en esa dirección, la protagonista de él, es por mucho una de las personas que más quiero, pero, por sobre todo, es una de las personas que más me han demostrado su cariño.
Bertha Elena, alias “La Nena” para los íntimos, es uno de los seres más inteligentes, ocurrentes, de respuesta pronta y de chispa rápida.
Puede pasar del más complejo al más simple en un segundo o darle la vuelta al asunto según más convenga -especialmente a sus intenciones-, con una velocidad que te pega antes de que entiendas de dónde vino el golpe.

La Nena llegó a mi vida cuando iniciábamos la secundaria, venía de otro colegio, más desde el primer momento y por su actitud, nos dejó en claro que ése era ahora su territorio, y nosotras nos asumimos como cohabitantes de su potestad.

Se presentó con una presencia perfecta, más lo que llamó mi atención fue un maletín rojo -más bien una maleta tamaño "de viaje corto"- el cual utilizaba aparentemente como portafolio, pero que en realidad era una extensión de su hogar, en el sentido de que contenía -más allá de una simple imaginación- cuanto capricho alimentario -chocolate, cacahuate, chicle americano- o material escolar -como las plumas BIC las que en aquel entonces, sólo se conseguían en los USA- como correspondía a su alcurnia; tenía de todos los colores porque ella escribía cada línea de dictado con un color distinto, en un orden preciso, lo que conllevaba a que todas debíamos ir al ritmo en que ella decoraba sus líneas aún a velocidad de “llamas a mí”.
Salir al recreo con ella era casi sentirse como un niño judío en campo nazi, pues uno se sentaba a verla disfrutar de tales manjares sin esperar migaja alguna, lo que era compensado -y por mucho- por la simpatía y ocurrencias fruto no sólo de su carácter, sino de la extraordinaria cultura familiar con la que fue formada.
En una de dichas ocasiones en preparatoria, nos encontrábamos sentadas en el piso de un pasillo, ella con la regla de madera del salón en calidad de lira medieval, tarareando una canción que cantaba en las fiestas de esos año el grupo de moda "Los Delton's" y que la letra dice:"...el tiempo sigue igual...llueve otra vez.."; justo en plena interpretación apareció ante nosotras una compañera nacida en el centro del país, la cual se distinguía por usar el uniforme del colegio de una forma indebida, pues se arrollaba la falda hasta límites francamente ligeros, siendo que en el caso de la blusa, se abría los botones y metiéndose el cuello, con lo cual quedaba en exhibición buena parte de su humanidad. Bertha Elena sólo se giró hacia ella y en un tono casual le dijo: “Fulanita, se te desabrochó el botón de la blusa”, a lo que la exhibicionista respondió: "No se me abrió, yo lo hice, pues la que no muestra no vende”. En ese momento pensé: “¡Aúpa!”, pero la Nena replico: “Y la que mucho muestra se le mosquea”, siguiendo con su lira improvisada como si nada, dejando a la otra enfurecida.
Muchas son las frases que a través de los años han sido selladas con su marca: “Sí, los ricos también lloran.... pero los pobres lloran más”; “Mariachi pagado por anticipado, no canta bien las rancheras”; canciones de antaño como: "....te juro Juana que tengo ganas de verte...... la punta del pie......la pantorrilla y el peroné......"

Sus fiestas de cumpleaños celebradas en casa de sus papás siguen estando entre mis recuerdos más amables, donde abundaba el buen gusto y la excelente comida; hermosos adornos frutales o florales y no tengo pudor alguno en reconocer que guarde por casi 10 años una vela en forma de hongo, que fue el adorno de mesa de una de sus tantas celebraciones.
En esas ocasiones fui comprendiendo que su mundo era totalmente abierto a cualquier persona, siendo las únicas limitantes la disciplina y la honestidad, valores que sus queridos e inolvidables padres inculcaron en ella con su ejemplo de vida.
Debo de reconocer que, en esa etapa, mi relación con ella era de total admiración en calidad de fan; ella dice ahora que sí recuerda perfectamente lo que yo hacía o decía... Yo más bien creo que es una forma amable de demostrarme cuanto me quiere.
Con el tiempo salimos del colegio, estudiamos en la misma facultad pero en salones diferentes, lo cual me llevó a no estar tan cerca de ella.
La vida fue pasando, y con los años se casó y de ella nació un bebé que desde el primer respiro demostró su digna estirpe: Miguelito, quien en todas las etapas de su vida ha sido y es un ser fraterno, elegante, caballeroso, dedicado, intensamente inteligente y maduro.
Desde pequeño se distinguió por su simpatía y compañerismo, recuerdo una tarde en la que el tenia entre unos 6 u 8 años, y que fue cuestionado por su madre acerca del “¿Por qué no estaba haciendo su tarea?” a lo que ese querube -rubio como su abuela, formal como su abuelo y de inteligente reacción como la madre- respondió: "Estoy cansado, pues soy un niño muy ocupado". Fue imposible controlar la risa de aceptación ante esa innegable verdad, pues el bodoque no solo asistía a sus clases regulares, sino también a natación, al workshop y, al comer con sus abuelos, eventualmente debía aprender sobre historia y geografía a niveles superiores a los de niños de su edad.
La Nena no sólo ha sobresalido por sus talentos en lo académico, sino que al incorporarse al mundo laboral, en corto tiempo, tuvo bajo su responsabilidad posiciones de servicio público a nivel federal, logrando lo que pocos: salir de ellos con la frente en alto.
Es una persona sumamente compasiva, más implacable en el caso de consejos solicitados, pues logra hacerle ver a uno en qué ha fallado, y darte una visión clara del lado correcto de la situación en fast-track, terminando eventualmente con esta frase: "Te quiero mucho, pero estas mal en todo esto y debes corregirlo; no lo repetiré y si no lo haces, no te sigas quejando". Uno, sabiendo que por duro que suene, esa es una verdad indiscutible emanada de la objetividad, del cariño y la preocupación, que te lleva a actuar invariablemente en consecuencia.
Su elegancia la distingue, es delicadamente caprichosa en sus formas: lo mismo causa atención entre el personal de los lugares donde trabaja, provocando apuestas de cómo vestirá ese día; que salta al centro del cuadro a bailar -guapachosa y con un tumbao envidiable- en alguna reunión entre cercanos: "Un kilo de cadera no es cadera...”.
Es diligentemente amable con quien lo requiere, más sabe imponer orden, dando a cada quien lo que corresponde, sin temblarle la voz.
Podría decirse que todo lo anterior forma parte de una vida "nice", más en la realidad, la Nena confrontó duras pruebas de amor, paciencia y dedicación, al velar por la salud de sus padres en etapas largas y subsecuente sin demostrar quebranto alguno; quebrantos emocionales que seguramente existieron y que sobrellevó de forma interna sin dejar a un lado sus demás deberes, estando siempre con fuerza y entereza -aún en esa situación- atenta a lo que sus amigas requiriéramos.
Bertha Elena es un personaje, es un ser humano claro, directo y bondadoso, dueña de múltiples capacidades las cuales desarrolla fiel a su principio de superación personal.
Es capaz de emocionarse por los triunfos ajenos y callar los propios, dejando que su luz brille con una mezcla de inteligencia, simpatía y cordura.
Muchas cosas quedan en mi mente y mi alma sobre la Nena, pero esas me las guardo para sonreír en total complicidad.
A unos días de celebrar un año más de su presencia en este mundo, escribo estas letras para festinar tantos momentos, palabras, risas, consejos, recuerdos......recuerdos y más recuerdos.
Estoy segura de que algunas historias de vida -como la mía por ejemplo- han sido más agradables gracias a la existencia de la Nena en ellas.
El reino está de fiesta

domingo, octubre 10, 2010

De ataques de tos

Después de varias semanas muy ocupada en cuestiones académicas, ahora me encuentro unos días de resguardo obligatorio por este virus que nos anda pegando como palo a piñata de posada, heme aquí tratando de compartir con ustedes lo último que he visto, oído o que he recordado, da igual, pues en estos días de silencio obligatorio he podido escuchar más, lo cual es muy apreciado para el conocimiento de las cosas y las personas.

Y es que este virus ataca como si fuera una mezcla de elefantes desbordados que te pisotean inclementes y de todo un ejército kamikaze de avispas sedientas de venganza sobre algún supuesto mal que les he ocasionado en algún momento de mi vida, del cual no tomé nota con oportunidad.

Les digo cuídense, porque duelen hasta las muelas, y la medicación es tan intensa que entre sonarte la nariz, toser, tomar antibióticos, toser, anticongestivos, toser, aspirar polvos raros, toser y nebulizar, se cierne cierto protocolo que cual circulo vicioso se repite interminablemente, teniendo que programarlo en mi agenda digital para recordar a qué hora debía yo de hacer o tomar cada que, lo cual fue algo peregrino pues la tanda de medicamentos era tan amplia y su continuidad tan corta que el aviso es 15 de minutos, o sea apenas cuando el sueño estaba entrando, tenía uno que obviarlo y hacer lo que la maquina indicaba.

Y se piensa, ¡Ah! en casa por unos días, realmente podría ser en casa o en el fondo del hoyanco, pues el aporreón no permite soportar la luz, el ruido y los movimientos de cualquier cosa, es decir ni oír música, ni leer, ni ver TV, aunque esto último para algunos no sería una gran pérdida.

Mi propio perro me ha dado la espalda, pues mi pecho ha hecho sonidos (pitidos) dignos de un pelea de gatos por la gata de la colonia, cada respiración era un “brrbr,pppiiiiiiibrb”, lo que ha mi canino acompañante le pareció una traición de quien menos esperaba, pues asumió que tres gatos habitaban en mi pecho.

Todo lo anterior es completamente cierto, escribo estas líneas entre mi tibetano silencio y el lagrimeo constante, por lo que les aconsejo queridos amigos, que si oyen a alguien levemente mormado o tosiendo, aplíquense un poco de amor propio y díganle: “Te quiero tanto que me alejo de ti, no vaya a ser la de malas que te pego algo y te me empeoras”, dicho lo cual salgan corriendo en dirección contraria al susodicho y cuentenselo a quien más confianza le tengan.

Sin embargo he podido leer, entre una cosa y otra, con cierta conciencia la prensa la que entre policías y ladrones (escoja usted cuál es cuál); viajes al extranjero a ciudades que ni en su mismo país les dan gran relevancia; rateros imberbes encontrados con increíble rapidez y presentados a la prensa en el “Lugar de los hechos” (me imagino lo que sería para la Interpol presentar a algún pillo de una obra maestra, en el Louvre); mi temor a usar mi ropita bordada hecha hace algunos años con tanto cariño por RAVGO, por aquello de: “Dime de qué te vistes y te diré a quién te pareces”, mi tía Conchita dixit; me encuentro en mi laberinto, tal cual diría mi estimado genio de Úbeda, Joaquín Sabina (cuídate flaco que en un año ya se me fueron: la Negra Sosa, Monsi y Dehesa, solo me quedáis vos).


P.D. Cómo cae mal que cuando uno se siente morir, alguien te diga: “¡Ay!, yo me siento igual que tú” y uno los ve todos rozagantes y felices.

domingo, septiembre 05, 2010

Pido permiso para nacer, para volver a vivirme

En ciertas ocasiones es mejor dar espacio a los sentimientos de tristeza, melancolía y sensación de abandono, para poder hablar de la causa que los ha ocasionado con más objetividad.
Si bien es cierto que la emotividad del momento aporta multitud de sensaciones, la visión a distancia las coloca en el sitio exacto.
Hace más de 15 años que me encontré con Germán Dehesa.
En ciertas ocasiones es mejor dar espacio a los sentimientos de tristeza, melancolía y sensación de abandono, para poder hablar de la causa que los ha ocasionado con más objetividad.

Si bien es cierto que la emotividad del momento aporta multitud de sensaciones, la visión a distancia las coloca en el sitio un escrito de Germán y desde ese mismo instante no pude alejarme más de sus palabras.
Su narrativa rica en expresiones irreverentes y coloquiales atrapa y hace que uno se sienta que está junto a un amigo que nos brinda su opinión sobre todas las cosas, desde lo más sublime como es la relación permanente con dos mujeres las cuales compartieron con él, como sus parejas, diferentes etapas de su vida y con las que contaba en sencilla relación; cuatro hijos que se percibía que eran una de sus mayores pasiones y a su vez fuentes de inspiración, hasta el momento mismo en que el hombre supo encontrar un refugio para sus últimos años, su casa de piedra y flores, acompañado de su indomable Fita y su fiel Pancho.
El hablar de sus padres, de su infancia, de sus amigos, esa capacidad para poner los apodos a la vez tan descriptivos, pícaros y sensibles.
Tuve la dicha de experimentar su genio en vivo en la Planta de Luz en su obra Santa Fox, y quedé maravillada de esa vitalidad contagiosa, de la capacidad de improvisación, del mensaje claro, directo, irónico y fino, sentimiento y sensibilidad.

Hace unos años escribí sobre él con motivo del premio que se le otorgó en España directamente de manos del rey Juan Carlos.

Toda la orquestación y preparativos, casi una revolución anterior al momento de la entrega – recepción de dicho premio, nos fue descrita con gran inteligencia y divertida expectativa que no dejaba lugar más que a contagiarnos, cual si fuéramos coparticipes de dicho premio.
Cada mañana, mi día se iniciaba leyendo a Dehesa, era como un ritual del cual no podía desprenderme, sentía que todo era más brillante o más claro después de haberle saludado por medio de la lectura.
La descripción de lo cotidiano como un medio para la reflexión.
En algún sentido me siento un tanto huérfana, no sé qué hacer sin sus letras que me den una visión clara acerca de todo lo que se nos viene encima.
¿Cómo puedo decirles cuanto puede llegar a calar un escritor en nuestras vidas?
¿Cómo explicar ese sentido de perdida y un tanto de desubicación al releer tantos artículos guardados por: “Ser lo mejor que le he leído”?
En su escrito del 25 de agosto pasado, donde nos informaba con plena dignidad a sus lectores sobre su enfermedad y de que iba de puntillas por la vida para que no se notara que aún seguía ahí. También indicaba que una forma de prolongar la expectativa de vida que sus médicos habían determinado, era tramitarla por medio de la burocracia mexicana.

Así mencionaba en dicho escrito: “Espero distribuir generosamente entre el personal médico billetes de muy alta denominación, de modo que este plazo se vaya ampliando, por lo menos, hasta 2020. Si se puede obtener más, ahí lo dejo en manos del gobierno. Tengo mucha confianza en que nuestra burocracia acuse recibo de la solicitud en 2018, lo cual nos da margen para seguir resollando. Lo que desde ahora les puedo asegurar es que, mientras pueda yo menear la pluma y no comience a decir puros despropósitos y mariguanadas, aquí me tendrán siempre a sus canijas órdenes y a sus pies, si no les rugen, como solía decir la inmortal Borola Tacuche de Burrón”. 
Adiós querido Maestro de todos los buenos días, de las buenas narraciones, de las finas frases, de la alegría por la vida, de las eternas reseñas.
Adiós a los personajes, a la Thatcher, a la Hillary, Canito, la tractor, al tamal, alias el bucles, alias el subcomandante bucles, a la Capufe, a la Rosachiva.

Aquí nos dejas con tanta tristeza y entre tantos mentecatos.

http://www.youtube.com/watch?v=K1Ald8Jv6ws
http://rincondepango.blogspot.com/2008/05/dehesa.html

martes, agosto 24, 2010

Los Sucios

Aunque mi actividad por este medio se ha visto sumamente averiada por diversos eventos laborales y académicos, quiero decirles que I´m here, sigo aunque parezca que me he apagado. Por el contrario ando más prendida, sólo que por otros andares.
En este espacio inicie hace unas semanas una serie de post –que no necesariamente serán escritos de manera continua- que he denominado “Los hijos que amo, pero que no parí”, en el que Fued fue el primero de la serie. Después de ese amplio prólogo, procedo a enfocarme en el tema de este post: Los Sucios. En mi ya amplia estancia en la facultad y después de haber compartido con muchos grupos, ellos, Los Sucios, han sido para mí, el grupo de alumnos más encantador, unido, con una simpatía colectiva, amplio margen de colaboración entre ellos, cariñosos, más dedicados los unos que los otros, pero en una formula muy equilibrada entre el ser, el saber, el tener y el compartir.
Nuestro primer encuentro fue en la clase de Economía 1, ahí con ese margen que te brinda la comunión en el aula, no sólo nos enredamos con la elasticidad e inelasticidad de la oferta o la demanda, sino que pudimos compartir complicidades, como el día que emití uno de mis múltiples desvaríos, comentando que si en el sistema Eco de noticias, Talina Fernández había iniciado un concurso denominado “El Muñeco de Oro”, indicaba yo que, teniendo tantos compañeros en el grupo que reunían características como amabilidad, caballerosidad, simpatía y obvio cierto grado de galanura, era indispensable que realizáramos nuestro propio concurso, en el que únicamente votarían las niñas.

En verdad sigo reconociendo más de una década después, que superaron todas mis expectativas, en unos días, hicieron una pasarela con cajas de refrescos, los jóvenes ensayaron, se los llevaron al Centenario a filmar sus presentaciones, y la gran presentación final en pasarela fue simpática pero sin ningún tipo de actitud o comentario fuera de lugar, nos dio una sesión de sana alegría, compañerismo y kilos de respeto.
Nuestro querido Jorge fue el elegido y de ahí hasta ahora ha sido, es y será “Nuestro Muñeco de Oro”.

Tuve la oportunidad de compartir con ellos varios semestres, siendo que según avanzaban en edad y conocimiento, así como en obligaciones profesionales y personales, la unión entre ellos siguió siendo fuerte como lo es hasta nuestros días. 
Javier, Julia, Dity, Pily, Paty P., Selene, Emilio, Ariel, Elmer, Arturo, Luis, Mily, Deane, Meche,  Bety B., Maruca son solo algunos de los nombres de estos seres tan entrañables. 

Tantos son los recuerdos vividos con emoción y entrega, como el concurso para Srita. Embajadora de la FCA, en el cual participaron dándome a mí la oportunidad de aportar ideas y convivir más cercanamente aún en los ensayos.

Viene a mi mente como si fuera un presente inmediato el momento en que seleccionamos la música para el baile, llegaron con canciones “cumbancheras” diversas, de las que se usan específicamente para ese tipo de eventos y después de oírlos, recuerdo que prendí la grabadora que yo había llevado y oyeron lo que les dije sería: ”La mejor oportunidad de participar con algo divertido y diferente”, esa canción era “Don Diablo” primer sencillo de Miguel Bosé en México cuando sus inicios.
Nunca he dicho que la canción vino a mi mente por dos situaciones, la primera porque era diferente, pero la segunda era la más importante, pues al oírla imaginaba perfectamente al grupo bailando y a uno de ellos vestido de Lucifer rondando entre ellos, era tan claro ver la figura del “sucio endiablado” que no me cabía más que sentir la obligación de convencerlos para poder divertirme viendo al susodicho vestido de demonio…….. Y bailando.
Oyeron con respeto, mas yo no veía mucho convencimiento hasta que les expresé la imagen que tenía en la mente, diciéndoles al final: “¿No creen que Elmer sería divino para el papel?”, aún recuerdo la carcajada y la aceptación general.
Fuimos a ese evento con la intención obvia de ganar, y ganamos diversión a borbotones durante semanas, ganamos complicidad sincera, ganamos unión, si es posible que pudiéramos ser más unidos. 
Justo en la fecha posterior al concurso yo volví a vivir la tremenda experiencia de una operación de columna, la segunda de ellas, y "Los Sucios" estuvieron ahí, en la clínica, en mi casa, por diez meses de nuestras vidas en la que estuve prisionera de una cama.
El muñeco, Javi y Arturo eran los más frecuentes, pasándonos hasta altas horas de la madrugada charlando de todo un poco.

Al graduarse, tuve el inmenso honor de ser madrina del grupo, con el dolor de no poder asistir a su cena – baile de graduación- por la convalecencia de la operación- situación que compensamos con creces al retomar mi senda por el mundo.

Con el tiempo se fueron recibiendo y tomaron su rumbo.

Cada quien hizo diferente camino, ya han pasado por experiencias que los han calado, sin embargo en los fugaces encuentros que he tenido con alguno de ellos, es emocionante oírlos y sentirlos como si nos hubiéramos visto el día anterior, instantes en que me cuentan de sus demás compañeros, como en algunos casos se han ayudado y se apoyan incondicionalmente.

Cada navidad, cada cumpleaños, cada Día del Maestro nunca me ha faltado el mensaje de Javier Carrillo, aún en una etapa de largos años en que no había más comunicación que sus mensajes.

Quisiera terminar estas letras con una anécdota que ha marcado mi vida como ser humano y como académica.
Siendo presidenta de sínodo del examen profesional de Javier, “uno de los sucios más sucios”, el cual alcanzó un promedio excelente, muy superior a los 90 puntos y quien estaba respondiendo en el mismo de forma correcta y acertada, le pregunté: “Javier, ¿Cómo es que teniendo tu trayectoria académica y la experiencia laboral que tienes, no optaste por un trabajo de tesis o monografía para obtener la Mención Honorífica?” y el me respondió con una sonrisa cariñosa: “Maestra, porque reprobé una asignatura, eso me impedía poder cumplir con los requisitos”, cuál sería mi sorpresa y enojo en ese momento, agarré el expediente al mismo tiempo que decía: “¿Con quién y en qué materia pudiste haber reprobado tú, siendo un excelente alumno?”, él, me seguía viendo con silencioso cariño y respeto, mientras mis compañeros de sínodo y yo verificábamos que la asignatura reprobada era Economía 1, si, la misma que yo le impartí por primera ocasión.
No cabía yo en mi sorpresa, asombro, desaliento y cualquier otro estado de catatonia que pudieran ustedes imaginar. “¿Cómo sucedió esto?”, casi me preguntaba a mí misma, en total incredulidad, siendo que él, en todos estos años y tantas noches de compañía, nunca me había mencionado, reclamado o insinuado nada.
Javier me respondió: “Maestra durante su primera operación de columna yo tuve varicela, al no poder asistir al ordinario y en su ausencia, su adjunta más “XY profesor”, decidieron que debería presentar en extraordinario, indicándome que usted había dicho que yo presentara el extraordinario como decisión final, lo cual yo creí todo este tiempo hasta hace relativamente poco, en que conversábamos de su primera operación y usted comentó que en esa ocasión no supo nada acerca de cómo había terminado ese semestre”.
Nobleza y madurez.
Gracias Javier.

Hace unos meses, en los que viví experiencias de las que te quedan marcadas a fuego en la piel, retomé mis reuniones con Javier, lo que me ha aportado gran alegría.
Justo la vida me ha puesto en diferentes lugares en el preciso momento para encontrarme con Elmer y Ariel, en todas esas ocasiones el cariño mutuo ha sido el protagonista.
P.D. Cabe aclarar que yo no tuve nada que ver con el término de “Los Sucios”, eso fue autonombrado.
La primera vez que los oí en coro, tuve una gran sorpresa. Dicho término fue acuñado para aquel del grupo que, estando en clase o no, dejara en evidencia a otro, respondiendo o diciendo algo que el otro no recordaba, o diciendo algo sobre él, en ese instante a coro total todos le gritaban al entrometido: “Sucio, sucio, sucio”.

viernes, julio 30, 2010

Inteligencia aguda e hilarante, sensibilidad asertiva


En nuestro camino por la vida nos vamos encontrando con otros seres humanos muchos de los cuales pasan por nuestro camino sin quedar registrados en nuestra memoria, algunos permanecen por algún tiempo y otros llegan para quedarse en nuestro corazón.
En el mundo académico en el cual me desenvuelvo, es particularmente amplio el margen para conocer a una gran diversidad de personas en sus diferentes estadíos debido al número de alumnos que cada semestre coinciden con uno en el aula, algunas veces en más de una ocasión.
Entre esos alumnos hoy quiero compartir con ustedes, mis queridos lectores, vivencias y anécdotas de uno en particular: Fued.
Fued, llegó a mi vida sin que él lo supiera, pues la directora de la preparatoria de la cual el provenía me comentó: “Hay te recomiendo mucho a uno de mis jóvenes, ya le advertí que si no cambia su forma de ser, en contaduría se lo van a comer vivo”. Obvio que lo primero que se me vino a la mente es: “¡Dios! ¿Qué engendro del mal estará llegando a mi vida?”.
Al término de la charla de inducción que imparto, el propio joven se apersonó ante mí para presentarse, pudiendo percibir en ese mismo momento lo que su mentora trató deadelantarme: seguridad en sí mismo, autovalía, facilidad de palabra. En fin, una serie de características de personalidad difíciles de encontrar a esa edad, no puedo negar que con cierto matiz de pedantería, que podría hacer huir o sentirse amenazado a cualquiera que no este algo seguro de sí mismo.
Él, en un principio, tomó como referencia mi cubículo para ir con cierta cotidianeidad a comentar los sucesos propios o de la institución, hasta que tuve que decirle, de una manera casi directa, que yo no estaba ahí en calidad de confesionario, con lo cual él no regresó, ahora creo que perdí una gran oportunidad para relajarme eventualmente, disfrutando de una inteligencia que difícilmente puede dejar de seducir a quien desee conversar sobre algo profundo o banal, da lo mismo, la platica está ahí.
Con el tiempo tuve la oportunidad de ser su profesora y me encontré al ser que es Fued en toda su dimensión.
Verlo aparecer cada clase con sus camisetas de Mickey Mouse y su vaso de Sea World lleno de agua, con todo desparpajo, como algo natural.
Oír el comentario siempre certero a cada una de mis apreciaciones sobre el tema de la clase, el privilegio de tener a un estudiante que te comenta cada libro y cada película que uno ha mencionado como referencia en alguna clase anterior, es algo extraordinario.
Nunca podré olvidar una tarde en clase, hace pocos años, en donde comentábamos acerca de que los mexicanos nos apenamos cuando hacemos o nos sucede algo vejatorio en público, como por ejemplo, el caernos y que todos los seres humanos cercanos se destrocen de la risa en lugar de compadecerse y ayudar, todos nos reímos, hasta de cómo se trata de levantar la persona.
En eso estábamos, yo habla que te habla, cuando Fued me dice: “Discúlpame Patricia pero yo tengo TODO el derecho del mundo de reírme de los demás, pues que cuando me caí en la segunda fase de la Gran Plaza, recién remodelada ésta, todo el mundo ahí presente lo hizo de mi”.
Obvio es decir que primero nos quedamos (estudiantes y yo) pasmados y luego nos carcajeamos, por la forma desparpajada con que el sentía tal potestad.
Y siguió diciendo: “Podrás decirme lo que desees, pero yo entré para comprar en Mix Up y nadie me advirtió de una fuente a nivel de piso que yo no vi y me fui de bruces, ocasionando la burla de los ahí presentes, por lo que ahora yo ya tengo derecho a hacer lo mismo”.
Recuerdo las risas de sus compañeros, quienes siempre lo veían entre un mal necesario y una gran admiración, por su atrevimiento y conocimiento escolar. Sólo me atreví a preguntar: “Entonces me imagino que te levantaste y te fuiste ¿no?”, respondiéndome: “¡Claro que no!, seguí mi camino a MixUp haciendo ruido con mis zapatos, ¡Chuak, chuak!, todo mojado, entré, compré lo que iba a buscar y me salí”, boquiabierta repliqué: “¿Y el guardia? Si no dejan entrar con bebidas, me imagino que menos a una persona chorreando agua”, respondiéndome: “Pobre de él que me dijera algo, le respondería que primero pusieran avisos de sus fuentes”.
Algunos pensarán que eso pinta de pies a cabeza a Fued, más debo de indicar que es un joven que trabaja casi las 24 horas del día en el negocio familiar, y cuando digo trabajar es una expresión exacta, no es ahí veo cuando vengo.
Además, tiene una parte sensible que raras veces se encuentra en jóvenes de esa edad y condición económica; aún recuerdo el estupor de la encargada de becas de la facultad cuando en segundo semestre Fued se presentó a decir que como había sido objeto de la beca de inscripción por el mejor promedio de su salón, y siendo que él tenía sustento económico para pagar su inscripción, deseaba que se le otorgara a otro estudiante de buenas calificaciones pero de condiciones económicas difíciles, cuando se le explico que eso era imposible pues las becas no se cedían, que en todo caso, de no aceptarla él se cancelaría, inmediatamente indicó: “Bueno acepto la beca, pero el dinero que tengo dispuesto para eso lo doy para el estudiante que ustedes determinen dentro de esas características, con la única condición de que no deseo que esto se sepa, mucho menos por el joven que lo reciba”. Y así se hizo.
Otra ocasión de su gran sensibilidad fué cuando le preguntó a la profesora de arte que salía del aula, si podía quedarse él en la misma a explicarle unos ejercicios de costos a unos compañeros que andaban atribulados con esa materia.
Esto nos da una idea de un joven egresado de nuestra facultad, quien habiendo podido estudiar en la institución que el deseara, optó por la UADY por creer en las bondades de la formación pública y del contacto con todo tipo de compañeros, los cuales conforman una perfecta muestra de la sociedad en la que nos desarrollamos.
No tengo duda de que en Fued tenemos a un futuro líder natural de la clase empresarial, tiene todo para serlo, especialmente sensibilidad social.
Creo en Fued, pues ha sido congruente en nuestra creciente amistad a través de los años compartidos.
Confío en que Fued reconozca en sí, áreas que aún no percibe.
Como colofón a esta historia de vida, el 18 de junio de éste año, recibí un mensaje celular a las 11:26 PM, con reticencia, por la hora, leí el mismo y me he reído hasta que sentí burbujas en el alma.
El mensaje a la letra dice: “Amiga querida del alma: una vez más te ratifico porque tengo toooda la libertad de reírme de la gente que se cae: ¡ACABO DE SUMERGIRME EN LA FUENTE DE ALTABRISA!”.

lunes, julio 26, 2010

Miscelánea


A todos mis lectores un saludo, no puedo atribuir mi silencio más que a un período en que estado: “falta de ser", es decir he estado, pero no he sido.
Con estas simples palabras espero que sigan en sintonía aún con éste rincón.
Pasado el temporal y regresando en mí, me he puesto a diatribar sobre cuál de tantos temas era el adecuado para reiniciar nuestro encuentro, al no poder definirme he tomado una serie de pequeños tópicos para comentar.

Ibonica, mi Stilo. Neta, ahora sí creo que las pastillas que me dan o le hacen efecto hasta a nuestra gober preciosa, o simplemente le atacó el complejo del “Rey Sol”.
También me recuerda aquello de que son tantos los que le cantan al oído, que ahora si, como en aquella historia del traje para el rey, vestimenta que tenía que ser tan especial que el sastre ante tan gran reto y consecuencias decidió usar la imaginación propia y el ego del rey, determinando describirle imágenes que el rey asumió como prendas físicas, paseándose ante la corte desnudo, tal cual ahora, los súbditos no se atrevieron a indicarle que iba desnudo.
No implico con ello que nuestra Ibonica este con las carnes expuestas andando por ahí, sencillamente, nadie se atreve a decirle que las cosas no son tan sencillas como comprar Maseca, ponerla en la máquina y expender el producto terminado en papel o paño.
Bien dice el rey David Salomón que estas cosas requieren meses de planeación y proyecto que determine las normas y procedimientos claros para todos.

Laura de Otros. No puedo dejar de mencionar este nuevo programa televisivo que se encarga de resaltar las más graves miserias humanas, no exclusivas de nuestra sociedad mexicana, pero que al estar proyectándose desde nuestro país me es inevitable pensar: ¿Cuál sería el motivo para que TV Azteca haya decidido patrocinar lo que en Miami y en Televisa no se interesaron?
¿Este es el mensaje que la señal con  ”Valor” que Salinas Priego pretende mostrar por medio de la ventana concesionada por el gobierno?

Últimamente he estado clavada viendo el canal de la BBC, especialmente un programa llamado The Secret Millionaire, el cual nos presenta cada semana la experiencia de diferentes millonarios ingleses, hombres de éxito forjado a pulso, los cuales permanecen solos y con identidad encubierta durante una estancia de 10 días en algún pueblo o barrio pobre de Inglaterra, trabajando en algunos casos para sobrevivir o voluntariamente.
Laborando en forma voluntaria en albergues, hospitales, centros de recreación u ocupacionales para jóvenes o adultos, a los que después de convivir con ellos, sentir sus necesidades, emociones y carencias de primera mano, hace una evaluación de quien requiere y de qué forma su apoyo, donando de su propio dinero, cantidades que van desde las 5,000 libras esterlinas en adelante, siendo que en algunos casos, regresan a dar seguimiento a esos proyectos y se involucran a largo plazo.
Me pregunto, sin afán de despreciar las donaciones publicitadas o no de los millonarios de éste país, porque también hay de los que donan y lo hacen sin prensa, pero insisto y me pregunto, ¿Cuántos de ellos dejarían confort, empresas, automóviles, choferes y asistentes por 10 días, para vivir en un departamento humilde sin servicios a los que están acostumbrados, para involucrarse realmente en los problemas de sus conciudadanos desde adentro, en el cada día?
Sé que Carlos Salinas para hacer su tesis profesional se fue por unas semanas a una comunidad indígena para permanecer con ellos, y de ahí sustentar las premisas de su tesis, la cual bosqueja lo que después sería la plataforma de su programa Solidaridad.
Que conste no estoy en ningún momento olvidando lo que como presidente desarrolló y nos dejó, más también hay que ver el bosque y no el árbol en un momento determinado.
A mis lectores que entraban eventualmente a este sitio para ver si Pango ya estaba en acción, la noticia es que he vuelto “reloaded”, con ganas y sin censura.

Aclaración


Creo que mi último post creó amplia confusión entre algunos de mis amigos lectores debido al uso del término Deja Vu.
En realidad entre lo enredado que era mi estado físico en ese momento y el deseo de compartirlo con aquellos que conocen mis más intrincados laberintos, probablemente no aclaré que lo que estaba viviendo no era un deja vu en sí mismo, sino algo que sí había pensado (no imaginado o soñado) y que nunca había deseado vivir (y que estaba viviendo).
Algunos de mis exalumnos y seres cercanos que lo leyeron, entendieron plenamente y percibieron la situación, a todos los que se acercaron o simplemente me dieron unas palabras o algún abrazo pachón, gracias.



Espero que esta aclaración sirva para terminar con lo confuso.

domingo, junio 13, 2010

Déjà Vu: Una Situación ya Vivida

A mis apreciados siete lectores (dos francamente ya tiraron la toalla conmigo) les agradezco la larga espera ocasionada más por no estar capacitada, que por no desear intercambiar con ustedes, queridos amigos, los sucesos, propios o ajenos; pareciera que desde que Sabina llegó en vivo a mí, como que me atacó una mezcla de síntomas inenarrables y algo confusos que me ocasionaron un ataque de "minoridia" combinada con malestares francamente incapacitantes, que no me hicieron sentir como que eso ya lo había vivido, sino más exactamente sentí como se espera que me sienta, sea y me vea en diez o quince años más.
Francamente el sentirme así, me hizo meditar mucho y ante la imposibilidad de intercambiar con ustedes mis atribulaciones, el vacío fue un tanto mayor.
Toda la vida nos la pasamos viviendo el presente (lo que es muy sano) más preparándonos en cosas materiales para el futuro (lo que tiene su grado de importancia también, y muy alto).
Pero esta semana descubrí, que no me he estado preparando para depender de los demás con gratitud y humildad; de tomar con simpatía el olvidar lo que tenias hace tres nanosegundos en la mente; de querer decir una palabra que esta “en la punta de la lengua” y que simplemente ni a cozes te sale.
El saber que tienes un compromiso y no desear levantarte, ni que logren hacerlo, aunque ames la actividad, evento o compañía que te esta esperando.
El tratar de disfrazar que ya no puedes todo lo que antes podías, y tomarlo con la elegancia de que siempre se podrá algo nuevo, que es bueno variar, acorde al estado de nuestras capacidades.
Queridos amigos que me siguen, por razones innecesarias de describir, he pasado y aún me quedan rezagos de esta experiencia que no fue imaginar que eso ya se había vivido, les repito, sino vivir en carne propia en tiempo presente lo que sé que a todos los que esperamos seguir en esta tierra dando lata por mucho tiempo, nos llegará inevitablemente.
Lo he vivido con desconcierto, con temor al principio y con coraje después.
Hasta que me llegó la reflexión de lo que quedaba bajo mi control y agradecer a todos los que me han rodeado estos días por mis despistes y mi desazón eventual por las circunstancias, con su trato amoroso, con un cuidado al detalle y con una paciencia, supliendo todo aquello que deseaba hacer, pero que francamente no me era posible realizar.
Aprendí que debo fomentar desde ahora en mí la paciencia, la comprensión, el hecho de que nadie debe hacer algo por mí, sino agradecer porque lo haga, por pequeña que esta acción sea.
Aprendí a no temerle al futuro, pues se me ha brindado un ensayo a carne viva y creo ya saber qué es lo que debo preparar en mí y en lo material.
Aprendí lo que es el cariño fraterno de quien te dice: “Te veo mal y o vas al medico o vas al medico”.
Aprendí que aunque un salón este con varias decenas de estudiantes, siempre habrá quien diga “¿Maestra se siente mal?”, con cara de aprecio y preocupación.
Si uno pasa la crisis de lo desconocido, lo asume, lo combate dentro de lo que esta bajo nuestro control; no espera pero agradece lo que recibe; siente que no es el fin sino una provechosa forma de detenerse para aprovechar la oportunidad de la experiencia, entonces todo se suaviza.
No hubiera deseado pasarlo, pero ya que así fue, me he quedado con un disco duro lleno de experiencias.

P.D. A todos aquellas personas cercanas a mi, que lean esto y digan “¿Pos que onda, yo la he estado viendo y ni supe que pasó?” Gracias mil, pues quiere decir que mi terquedad y el circulo de afecto que me rodea, permitió que todo siguiera funcionando como se debe.

lunes, mayo 03, 2010

Pongamos que hablo de Joaquín

Fue por el año 1983 cuando escuché a lo lejos una voz rasposa diciendo:

“¿Quién me ha robado el mes de abril? ¿Cómo pudo sucederme a mí?”

Después de ese sentimiento inevitable de rendición, aún no sé cómo podía haber vivido sin sus letras, sin su música, creo que en lo más profundo de mí intuía que alguien así debía de existir; ahora entiendo que yo no era la única loca de atar, después de conocer su vida y su mensaje, su espíritu.

Lo he ido descubriendo de a poco, como esos amores que de profundos y apasionados, vale la pena no gastárselos en pocas noches; como el buen vino afrutado; como la palabra exacta que describe lo que solo unos cuantos nos permitimos ser y hacer.

Los finales de mis primeros veinte años se fueron en la búsqueda de ese mes de abril robado, sobreviviendo a un ataque de tos y lamentándome por la pobre Cristina.


En medio del amor juvenil que se alejaba, después de tanto tiempo de ser y no serlo, aprendí que:

“Hoy amor, igual que ayer, como siempre el diario no hablaba de ti, ni de mí.
Hoy dijo la radio que han hallado muerto al niño que yo fui que han pagado un pasote de pelas por una acuarela falsa de Dalí.
Que ha caído la bolsa en el cielo, que siguen las putas en huelga de celo en Moscú.
Que subió la marea, que fusilan mañana a Jesús de Judea, que creció el agujero de ozono, que el hombre de hoy es el padre del mono del año 2000”.

Mis treintas, se ajustaron a entender que, eventualmente, Gulliver será, por naturaleza humana, atacado por los enanos y que, aunque sólo me sintiera un ser terrenal más, tenía que admitirme y decirle a una parte de mí:

“Te acusarán, te acusarán, te acusarán:
De ser el tuerto en el país de los ciegos,
De ser quien habla en el país de los mudos,
De ser el loco en el país de los cuerdos,
De andar en el país de los cansados,
De ser sabio en el país de los necios,
De ser malo en el país de los buenos,
De divertirte en el país de los serios,
De estar libre en el país de los presos,
De estar vivo en el país de los enanos,
De ser la voz que clama en el desierto”.

A mis cuarenta, él y yo, paralelamente, cada quien en su dimensión, seguíamos conectados de manera inevitable:

“Ayer Julieta denunciaba a Romeo,
por malos tratos, en el juzgado,
cuando se acuestan la razón y el deseo,
llueve sobre mojado.
Bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla,
cosas de enamorados,
bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla,
llueve sobre mojado.
La última guerra fue con mando a distancia,
el dormitorio era un vagón de soldados,
por más que llueva y valga la redundancia,
llueve sobre mojado.
Bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla,
uno y uno son demasiados,
bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla,
llueve sobre mojado.
Y, al final, sale un sol incapaz de curarlas heridas de la ciudad,
Y se acostumbra el corazón a olvidar”

A unas horas de quedarme quieta ante él, a punto de memorizar cada uno de sus movimientos y gestos, con esa voz cuyo tono relata un mar de aventuras y deseos satisfechos; presta a recibir una a una las emociones que surjan de sus poros directo hacia los míos, solo puedo repetir, como diría el maestro:

“A mis cuarenta y diez,
Cuarenta y nueve dicen que aparento,
más antes que después,
he de enfrentarme al delicado momento
de empezar a pensar”



A unas horas de quedarme quieta ante él, a punto de memorizar cada uno de sus movimientos y gestos, con esa voz cuyo tono relata un mar de aventuras y deseos satisfechos; presta a recibir una a una las emociones que surjan de sus poros directo hacia los míos, solo puedo repetir, como diría el maestro:

“Aprendiendo a vivir he prendido a saber decir que no.
 Aprendiendo a sufrir la saliva de la incomprensión.
 Aprendiendo a vivir en este siglo feroz.
 Aprendiendo a seguir contra viento y marea siendo yo”

domingo, abril 18, 2010

El Cambio Personal y Colectivo: la Fuerza del Ahora

Todos los que compartimos este blog asumo que lamentablemente hemos sentido en carne propia o en la de de algún conocido, el que en estos últimos tiempos haya sido victima de algún tipo de violencia física o psicológica, ya sea intrafamiliar, en el ámbito laboral, en el aspecto escolar, social o de la aplicación de la ley.
Situaciones que antes eran impensables, ahora son nuestros más profundos pendientes.
En un pasado no tan lejano, veíamos por televisión a los niños africanos con hambruna, las inundaciones y el hambre en Biafra, los observábamos en los noticieros como algo ajeno, lejano, situaciones que finalmente sentíamos que no tenían que ver con nosotros y que probablemente eran provocadas por razones estructurales de sus propias regiones.
Vivimos con sorpresa el terremoto de la ciudad de México y el huracán Gilberto.
Algunos pensamos: “Bueno algún día algo nos tenía que pasar”, desde esa visión apocalíptica y cíclica sembrada en nuestro inconciente colectivo producto de nuestra influencia indígena, similar a lo que los nativos de estas tierras sentían que era lo que provocaba el calor de la sangre humana en el dios sol.
Ahora, abrimos el periódico, revista o pagina Web y descubrimos que la nota roja prácticamente ocupa gran parte de los mismos, puesto que las violaciones a los derechos humanos, los secuestros infantiles, las violaciones sexuales, la pederastia desde el ámbito religioso, el canibalismo humano y político, todos esos sucesos son también noticias de nota roja, aunque se presenten como notas nacionales o internacionales.
Esos hechos, hechos humanos inaceptables, se suceden con mayor frecuencia en estos tiempos, mucho más de lo que de lo que quisiéramos saber y que seguro sabemos.
En consecuencia a fuerza de repetición y explotación en los medios masivos, lo vamos asimilando, pareciera que hasta ya nos vamos acostumbrando a que lo natural sea tener miedo, desconfiar, no reír lo suficiente porque podemos llorar; nos vamos yendo instintivamente hacia acciones y conductas que parecen normales, como reacción a estas fuerzas violentas que nos golpean de afuera hacia adentro, mas lamentablemente, también ya hay acciones que son protagonistas de eventos de dentro hacia fuera; nos vamos situando en que lo natural es accionar para sobrevivir, es decir, no es vivir plenamente, es hacer lo necesario para sobrevivir, que no es lo mismo.
¿Cómo influir en nuestros niños para que logremos un cambio en el inconciente colectivo y en nuestra sociedad?
Primero debemos distinguir entre el bien personal y el bien publico.
Sobre el primero estoy convencida de que debemos creer en nuestro propio valor, valor para ver nuestra realidad, el valor para no sufrir por el pasado, no desesperarnos por el futuro, simplemente entregarnos con fuerza al ahora.
Sabernos capaces de poder influir en nosotros mismos para cambiar de adentro hacia afuera, vernos en el espejo y decirnos: “voy a creer en mi fuerza interior”, que me llevara a marcarme metas, con objetivos parciales, que me vayan guiando hacia un entorno mas armónico sin esperar a que el otro cambie, porque nadie cambia, a menos que exista una fuerza suficientemente relevante que lo impacte para lograr ese cambio.
Por lo que finalmente solo nos quedamos con la responsabilidad sobre el cambio personal, de nosotros mismos, y ese es el verdadero reto, puesto que es más fácil pararnos a perseguir el cambio de los demás hacia nuestra visión, que cambiar nosotros y responsabilizarnos de nuestras propias acciones.
Sentir que cambiando yo, estoy logrando un objetivo valioso, dejar que los demás entiendan estos conceptos a su propio ritmo y en su propia escala, es golpear nuestro ego, es desdoblar nuestros pensamientos y nuestra visión acerca de nosotros mismos y nuestra misión como personas.
El entorno público es un estadío diferente, que se establece a partir del cambio individual, pues no puedo interesarme en los sucesos colectivos, si primero no estoy conciente de mis propias verdades y responsabilidades.
Lo colectivo nos lleva a las situaciones sociales y por obviedad al servicio que la sociedad paga a miembros de la propia comunidad para que ejecuten las acciones pertinentes en beneficio de la mayoría, para que exista una aplicación de la ley coherente y congruente, una misma ley, clara e igual para todos; y un grupo de tribunos ocupados en determinar las áreas de oportunidad y de preservar el equilibrio entre lo que la sociedad requiere y los que el ejecutivo y el ámbito judicial realizan.
Que la ley y los beneficios sean homogéneos, logrando con ello una sociedad menos polarizada entre una inconciencia irresponsable acerca de la obligación de contribuir a la hacienda publica, como parte de la redistribución del ingreso; la inquietud por saber quienes conforman las opciones para representarnos y servirnos, enterarnos de sus propuestas y asistir a depositar nuestro voto, como punto de partida para legitimizar un proceso que en la actualidad es mas un intento de democracia que una realidad hacia la trascendencia de vivir en la misma.
Alzar nuestra voz sin temor y de manera oportuna y pertinente, ante incompetencias y desaciertos que hacen que nuestro entorno cada vez sea más negativo, creando una juventud desesperanzada y cínica.
Cuando voy por las calles y veo en estos días a esos grupos juveniles encamisetados, embanderados y con música, tratando "animar" la política, bailando ritmos ajenos -¿Por qué batucada y no jarana, me pregunto?- ellos ciertamente están recibiendo alguna retribución por su actuar, pero a la vez, están aprendiendo en directo como no se deben hacer las cosas del bien común.
En mi visión debemos de dejar de pensar que el pasado fue mejor, no estemos esperando que regrese algún simulo de Quetzalcoatl, tomemos nuestro destino bajo nuestro control en este momento, y preguntémonos:
¿Qué debo de hacer, primero, para volverme una mejor persona, y entonces evolucionar para lograr ser un mejor ciudadano?

Sistema Educativo en Japón

“Futoji no Henko”,  "El cambio valiente" Se ha probando en Japón desde 2012, un revolucionario plan piloto llamado “Cambio Va...