Justo a unos días de celebrar el Día de San Valentín, situación que desafora las necesidades de adquirir cualquier cantidad de regalitos para repartir entre nuestros seres queridos (un "detallito", aunque sea significativo, pero que no se diga que no di algo) me dedico nuevamente a compartir con mis 3 lectores mis ideas sobre tal tema.
Que es hermoso tener un día de celebración, si es hermoso, el único "pero" al tema de la celebración referida (el amor y la amistad) es que muchos solo dediquen ese día a ocuparse de sus seres queridos en la correcta sintonía.
Y, ¿a que me refiero con eso?, que eventualmente debemos cultivar el afecto de nuestros amigos y personas mas queridas de forma cotidiana, el apoyo sincero, la verdad dicha con sensibilidad, el calor acariciante de un abrazo, la mirada cómplice, el ser y el estar sólo porque si.
Como he leido por ahi: "La amistad respeta, comprende, perdona, apoya, defiende, enaltece".
Tristemente la comercialización por una parte y la cultura de la sobriedad emocional que nos anda rondando, nos dirige más al objeto ("detallito") que a la transmisión de la emoción compartida.
No se cuanto cueste un TE QUIERO sencillo y directo en contraposición a cualquier simpático producto de fabricación China, más en mi alma guardo cada uno de los "te quieros" dichos o demostrados por gran cantidad de seres que en algún momento sintieron la necesidad de decírmelo y a los que yo les agradezco ese ser y estar incondicional.
Confieso que celebro profundamente tener un amigo llamado Valentín el cual, para mi, representa fielmente el significado de este día (al que procuro apapachar no solo en esa ocasión), y que a su vez tiene un hijo del mismo nombre, el cual ha seguido los pasos de su padre (por igual apapachable).
No creo que debamos limitarnos a 24 horas para la demostración de nuestros sentimientos afectivos a los demás.
Festejemos la fiesta del amor y la amistad como algo cotidiano, procurando no rendirnos al distanciamiento, a las diferencias eventuales o a las influencias negativas.
Festejemos y regocijémonos de encontrar seres a quien querer simplemente porque si, los cuales nos quieren por los mismos motivos.
Celebremos los días que se han compartido y celebremos los días por venir.
Una Historia para reflexionar:
Cuentan que una vez, un soldado se dirigió a su superior y le pidió permiso para ir a buscar a un amigo que no volvió del campo de batalla.
Que es hermoso tener un día de celebración, si es hermoso, el único "pero" al tema de la celebración referida (el amor y la amistad) es que muchos solo dediquen ese día a ocuparse de sus seres queridos en la correcta sintonía.
Y, ¿a que me refiero con eso?, que eventualmente debemos cultivar el afecto de nuestros amigos y personas mas queridas de forma cotidiana, el apoyo sincero, la verdad dicha con sensibilidad, el calor acariciante de un abrazo, la mirada cómplice, el ser y el estar sólo porque si.
Como he leido por ahi: "La amistad respeta, comprende, perdona, apoya, defiende, enaltece".
Tristemente la comercialización por una parte y la cultura de la sobriedad emocional que nos anda rondando, nos dirige más al objeto ("detallito") que a la transmisión de la emoción compartida.
No se cuanto cueste un TE QUIERO sencillo y directo en contraposición a cualquier simpático producto de fabricación China, más en mi alma guardo cada uno de los "te quieros" dichos o demostrados por gran cantidad de seres que en algún momento sintieron la necesidad de decírmelo y a los que yo les agradezco ese ser y estar incondicional.
Confieso que celebro profundamente tener un amigo llamado Valentín el cual, para mi, representa fielmente el significado de este día (al que procuro apapachar no solo en esa ocasión), y que a su vez tiene un hijo del mismo nombre, el cual ha seguido los pasos de su padre (por igual apapachable).
No creo que debamos limitarnos a 24 horas para la demostración de nuestros sentimientos afectivos a los demás.
Festejemos la fiesta del amor y la amistad como algo cotidiano, procurando no rendirnos al distanciamiento, a las diferencias eventuales o a las influencias negativas.
Festejemos y regocijémonos de encontrar seres a quien querer simplemente porque si, los cuales nos quieren por los mismos motivos.
Celebremos los días que se han compartido y celebremos los días por venir.
Una Historia para reflexionar:
Cuentan que una vez, un soldado se dirigió a su superior y le pidió permiso para ir a buscar a un amigo que no volvió del campo de batalla.
- Permiso negado, contestó el teniente.
Pero el soldado, al saber que el amigo estaba en apuros, ignoró la prohibición y fue en su búsqueda.
Algún tiempo más tarde regresó, mortalmente herido, transportando el cadáver de su amigo en los brazos.
Su superior estaba furioso y lo reprendió:
- ¿No le dije que no se arriesgara? ¡Yo sabía que el viaje sería inútil!
- Ahora he perdido dos hombres en vez de uno.
- Dígame: ¿ha valido la pena ir hasta allá para traer un cadáver?
Y el soldado, con la poca fuerza que le restaba, le contestó:
- ¡Claro que sí, señor! , cuando yo lo encontré él estaba todavía vivo y me pudo decir:
“¡Estaba seguro que tú vendrías!”
La amistad es más difícil y más rara que el amor. Por eso, hay que salvarla como sea. Alberto Moravia. 1907-1990. Escritor italiano.
Pero el soldado, al saber que el amigo estaba en apuros, ignoró la prohibición y fue en su búsqueda.
Algún tiempo más tarde regresó, mortalmente herido, transportando el cadáver de su amigo en los brazos.
Su superior estaba furioso y lo reprendió:
- ¿No le dije que no se arriesgara? ¡Yo sabía que el viaje sería inútil!
- Ahora he perdido dos hombres en vez de uno.
- Dígame: ¿ha valido la pena ir hasta allá para traer un cadáver?
Y el soldado, con la poca fuerza que le restaba, le contestó:
- ¡Claro que sí, señor! , cuando yo lo encontré él estaba todavía vivo y me pudo decir:
“¡Estaba seguro que tú vendrías!”
La amistad es más difícil y más rara que el amor. Por eso, hay que salvarla como sea. Alberto Moravia. 1907-1990. Escritor italiano.
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