viernes, noviembre 27, 2009

Porrazo Divino II

Como todo en la vida, hay su parte buena y otra no tan buena, lo negro y la blanco. Permítanme mis queridos lectores relatarles ahora la fase clínica del Porrazo Divino.
Por puro complejo he desarrollado una amplia aura de dolor, lo que significa que algún dolor por el cual alguien estaría pegando de gritos, una servidora por complejo, se somete a aguantar dolor, llanto y vejaciones.
Es triste reseñar lo siguiente, pero es algo que no puedo dejar de hacer.
Por años la Clínica de Mérida, si, esa que ahora parece una mezcla de clínica, centro de oficinas y mall gringo medio venido a menos, esa clinica fue para mí un espacio de seguridad, amabilidad y buen trato, por toda mi larga vida.
Pasando por aquellos sillones de los años cincuenta, sus ladrillos rosa de variadas formas y colores, según las áreas ampliadas subsecuentes.
Médicos dedicados como los Drs. Navarrete Ruiz del Hoyo y Colomé, médicos humanos y entregados como los Laviada (Eduardo, Antonio, Hugo), incluidos los yernos Navarrete y Rivero; Drs. como Rosado, Escalante, Montero, Rossel, Muñoz padre e hijo, son sólo algunos ejemplos de porqué, ese sitio era para mi, sagrado y seguro.
En el he pasado largas estancias por mis operaciones, sintiéndome atendida y entendida, “salvo los domingos”, en que ponían enfermeras suplentes, por lo que en una ocasión, una de ellas se entercó en darme las medicinas del enfermo del cuarto 15 y al él las del 16 (que era yo), terca ella sólo por no saber entender el numero escrito en el sobrecito donde le dejaban preparadas las medicinas; el 15 operado de vesícula y yo de columna, afortunadamente el cambio de sales, no nos mato, pero insisto, yo si me di cuenta pero me las tuve que tomar bajo protesta; errores así, que quedan en el olvido y liviandad del hoyo negro, en la seguridad de que si uno empeora,
¿Quién pensaría en una confusión medicinal?
Alguien que como yo, ha pasado por 4 mielografias, de
las cuales en sólo una de ellas he sido punzada en la columna en 8 ocasiones seguidas, en menos de 3 horas, para infiltrar liquido de contraste, por un técnico radiólogo inexperto en carnes como las mías; he tratando ser una buena paciente, el día de las punzadas, no emití quejido alguno, limitándome solo a morder la sabana y a que me he ganado la calidad moral de decir, que sé aguantarme el dolor, lo que trae como consecuencia que si uno no estalla en estertores de altos decibeles, entonces, se asume que no te duele y por tanto, no pasa nada, según los efímeros conocimientos médicos de urgencias en dicha clínica.
Marcaré literalmente mi experiencia, con la esperanza de que alguien influyente o interesado en que dicha clínica la mejore no solo de forma, sino de fondo al leer estas líneas, que son escritas con profunda serenidad y p
rofesionalismo de enferma calificada. Puntualmente:
1. Fui recibida por la amable y calida atención de Jorge Navarrete, esposo de mi entrañable amiga Mimí, por lo cual todo fluyó esplendorosamente, silla amplia, traslado a rayos X y petición al especialista de que esperara los resultados, como un favor.
2. En rayos X, ya sin el Dr. Navarrete presente, siendo yo una persona con dos hernias de columna actualmente, con dos operaciones de columna ya pasadas, recién aporreada en el piso, con golpes específicos en el codo izquierdo, rotula derecha y un tirón muscular de espalda que oprimía el ciático, se me indicó subir 2 escalones en una micro escalerilla para saltar a una mesa de rayos X, después de varios intentos, solicité la posibilidad de ser radiografiada en una mesa mas baja, la cual me dijeron que no estaba prendida, pero OK.
Primera pregunta, ¿No pudieron darme un sencillo analgésico antes de someterme a tantos manoseos y empujones?, viendo mi volumen y aclaradas las zonas, ¿No se pudo acaso, encender la maquina baja, a una altura mas accesible para mi, maquina que sólo tardó 10 minutos en estar lista?
3. Terminadas las radiografías y correteando a la radióloga, entró el especialista quien me dijo que no tenia yo nada roto (cosa que yo ya sabía y les había indicado), me preguntó mi peso y si era diabética, a lo que respondí, agregando, por mi propia iniciativa, los otros medicamentos que tomo, quedando el especialista impactado por el primero de ellos, dándose la vuelta mientras se retiraba, oyendo a la distancia lo que trataba yo de decirle: “Tengo hernia hiatal, por favor que sea pura inyección”.
Desapareciendo de mi vista y de mi vida.
4. Apareció nuevamente el amable y agradable doctor Navarrete acompañándome de vuelta a urgencias, en donde fui puesta a la entrada, sentada en la silla de ruedas, siendo que ya lo principal había pasado según yo, pues ya había receta y estaba en espera de ser inyectada, le agradecí su presencia y apoyo, y le pedi que no se siguiera desgastando en la espera.
¡Qué gran error el mío!, desapareciendo el Dr. Navarrete, me dejaron en esa esquina a las puertas de URGENCIAS en espera por dos horas y veinte minutos, tiempo en el que sólo salía y entraba de uno de los consultorios un joven en bata blanca. que no tenia siquiera identificacion o nombre bordado en dicha prenda, quien al preguntarle a la recepcionista sobre la receta del Dr. para mi, me atreví a atraer su atención con el fin de indicarle mis males y los medicamentos prescritos en mi tratamiento regular, e insistí en que tenia yo que ser inyectada, puesto que los desinflamatorios me lastimaban el estomago; aclaro que además contaba yo con la cariñosa y grata compañía de seres cercanos, quienes debían de ir y venir de la caja a la farmacia y de vuelta a URGENCIAS, tantas veces como la recepcionista externa de dicha área lo quiso, con indicaciones confusas, con cara de amargura y mientras platicaba por teléfono en llamada personal, pues sin pudor alguno se podía entender la temática de dichas llamadas, repito usando un telefono del área de URGENCIAS.
5. Al tener las medicinas, uno de mis acompañantes notó que eran pastillas y no inyecciones, haciéndoselo saber tanto a la recepcionista como al aspirante a medico, ese ser humano, flaco translucido y con cara de ser de otra dimensión, que bien podría ser un holograma por su inexistente presencia real, en estado aparente de evasión, el cual respondió: "Que eso es lo que había enviado el especialista y que ni modo"; se le insistió, respondiendo los dos a coro (él y ella), que llamarían a dicho especialista para confirmar o cambiar el medicamento, notarán que omito el nombre del especialista, porque no pasé el tiempo suficiente con él como para saber su calidad medica y humana, siendo que además si sé lo que le indiqué y que no tomó en cuenta e ignoró al hacer la receta, pues dicho medicamente sólo viene en presentación de pastillas, tal sería su prisa en irse ...........o su interés en deshacerse de mi.
6. Después de mucha presión de mis acompañantes, de que pasaban los minutos y las horas, de que yo veía que gente entraba y salía del cuarto del extraterrestre, sin recibir yo atención ni palabra alguna de orientación sobre lo que sucedía, siguiendo en esa incomoda silla en el rincón, me paré y dije con voz calmada pero determinante: que me iba al CEMA, que era paciente subrogada de la UADY, que mi institución siempre pagaba todas sus deudas sin reclamo alguno, que el servicio que me estaban dando era deficiente e inhumano, para voltear y dirigirme a todas las personas presentes diciéndoles: “Miren lo que me sucede a mi, siendo que una institución me respalda, ¿Qué esperan que hagan por ustedes, quienes están haciendo un esfuerzo por pagar un servicio caro y deficiente?”, todos se quedaron viéndose entre si, y me vieron a mi, con sus miradas y lenguaje no verbal indicaban: esta mujer tiene razón.
Pero somos mexicanos, estamos acostumbrados a aceptar, no a detentar nuestros derechos; a extender la mano pidiendo favores, como si no pagaramos el servicio que nos estan dando; a permanecer callados e inmutables ante los atropellos, pues entonces seremos llamados conflictivos, agresivos y groseros, cuando psicologica y humanamente mas grosería y agresión es la que ya había yo recibido: sin tomarme en cuenta por horas, sentada sin pasarme a una cama, mientras se iba y venia por farmacia, caja, llamada al especialista, etc.
7. Hablé por celular frente a la recepcionista, la cual ni se inmutaba, con mi amiga Mimi, con la esperanza de que al oír apellidos como los de grandes médicos que han pasado y dejado sus enseñanzas y vida en dicho sitio, les moviera algo a estos personajes, no logré absolutamente nada, pues sólo estan para hacer la finta de que trabajan, mientras detentan el nombre de la clinica en su uniforme y charlan por telefono, o entran y salen de su cuartito de descanso sin llamar al especialista, total: que la obesa que solo se cayó y no se rompió o quebro nada, se aguante.
8. Llamé a mi Director para informar que me iba al CEMA.
Decidí irme, más ya arrastrandome a mi vehiculo, rodeada de cariñosas manos de apoyo, me frené, y con gran dolor regrese caminando sobre mis propios pasos, pensando en que doy conferencias y clases, donde insto a mis alumnos y publico a cumplir con sus obligaciones y a exigir sus derechos, que debemos hacerlo como ciudadanos para que tengamos un mejor país y una mejor calidad de vida, para respetar y ser respetados; sentía que al irme no estaba siendo congruente, además de que estaba permitiendo que le cobraran a la UADY, un servicio de urgencias, a donde nunca fui admitida; silla de ruedas; rayos X de múltiples placas que no requería; medicinas carísimas que no me servían; consulta de un medico especialista desesperado por irse, que duró sumando todos los tiempos que compartimos menos de 10 minutos; consulta del ser hologramico de urgencias, el cual me oyó por no más de 8 minutos, cuando le expliqué mi medicamentación usual, y que se negó a llamar al especialista para cambiar las tabletas por inyección, hasta que con firmeza pero sin grosería, ni altanería alguna, exigí ser tratada de acuerdo a lo que convenia, como todo ser humano dolido y asustado.
En este país confundimos el caracter con el mal caracter o la grosería, hay que ser pasivos, calladitos, del monton.
Al llegar a ese punto, las personas esperando en urgencias, que llevaban viéndome casi 4 horas ahí, y que con asombro me vieron retornar, movieron las cabezas y murmuaban sonriendomeme, me daban la razón implícitamente; fué el momento en que el extraterrestre salió y le pedí hablar con él en privado en su consultorio, a lo que se negó diciendo “Esta usted alterada y me siento agredido”, le pregunté su nombre y me respondió: “no tengo porque dárselo”, como si esa actitud por sí misma no fuera una agresión; en ese instante apareció,por arte de magia, un medico mayor, que me dijo: “Señora, ya se le ofreció una inyección intramuscular, por favor cálmese y permita que se la apliquen”, le dije: “Calmada estoy, sólo deseo ser tratada como un ser humano, adolorido y asustado, a la que hasta este instante le ofrecen la inyeccion que usted menciona, deseo la atencion equivalente a mis derechos, además de que deseo saber el nombre de este sujeto”, y me respondió: “ pase usted a urgencias, le inyectaran y el es el Dr. Díaz”.
10. Entre a urgencias casi 4 horas después de mi accidente, me recosté en una cama cómoda y suave, vino una amable enfermera que me inyectó, sin dar tiempo a que vinieran de la farmacia con la medicina, por lo cual le pregunte que me estaba aplicando, respondiéndome “la medicina indicada, cuado la traigan se repone”, después me inyecto por segunda vez “un relajante muscular” y me entrego una caja de analgésicos.
A la salida de urgencias, de lado derecho antes de la puerta, hay una pizarra con frases motivadoras y caritativas, como: “Cada vez que me miras y me ignoras es igual que si me abofetearas”, o algo parecido, en eso entraba la recepcionista con la mirada al piso, y le pregunte. ¿Ya leyó usted esto?, inútil, no me respondió.
11. Al salir me esperaba el medico que le dio movimiento a todo, al que le di las gracias, el extraterrestre me dijo: “Espero que se recupere”, no pude evitar quedármele viendo fijamente a los ojos hasta que se perdió en el oscuro recinto de su zona de descanso.
12. Me pregunto: ¿Si llegaba yo con un infarto? Me hubiera muerto. ¿Si mis actuales hernias se complicaban por los movimientos circenses innecesarios de la primera mesa de rayos X? Ellos no eran responsables.
Si una clínica respetada por su calidad medica es en realidad una mascara de inoperancia y de ineficiencia por los segundones medicos y operativos, ¿No debería volverse mejor un taller mecánico? Si no hubiera tenido el apoyo de un medico amable al inicio, de gente amiga y cariñosa que se quedaron a acompañarme y avalar esta aventura, ¿Que hubiera sido de mi, teniendo que ir 4 veces a la caja y 6 a la farmacia?
¿No se pudo ofrecérseme una cama en urgencias, las que estaban vacías según constaté, en lugar de dejarme sentada en una incomosdisima silla de ruedas.
Pido a gritos: ¡Que regresen los sillones de los años cincuenta, los ladrillos rosados, los médicos humanos, las enfermeras experimentadas!.
Por favor, asignen gente preparada y profesional en el área de emergencias, que incluya preparación en sufrimiento humano, a menos que la Clínica de Mérida ya sea un hospital-escuela y como estrategia dejen a los aprendices en urgencias, si es así, avísenlo: En este hospital el área de emergencias es atendido por estudiantes que no tienen responsabilidad alguna sobre sus actos y que tampoco pueden ser identificados por su nombre ante una eventual responsabilidad; así salvo que tenga un uñero, mejor acudo a otro hospital.
Todos estos hechos son literales, a quienes me conocen saben que soy incapaz de mentir en beneficio propio o perjuicio ajeno.
Espero sinceramente que estas letras lleguen a alguien responsable y con autoridad en dicho nosocomio y que tenga el interés, no solo de remodelar lo estructural sino de remodelar el servicio humano y profesionalizarlo.
Con gusto quedo a sus órdenes para ratificar esta versión de la historia, ante quienes así lo deseen, pues quien nada debe, nada teme. Además tengo 3 testigos.
Siendo que en el caso de que investiguen internamente, uno al otro se taparan, como es lo usual, lamentablemente, en estos casos.

Porrazo Divino

Pues bien, que es bueno que uno de vez en vez se vea obligado a bajar al suelo, eso ayuda mucho al ego y a la visión de la vida.
Claro que es de agradecerse que el bajar a esos niveles no sea tan seguido y no traiga consecuencias tales, que nos permitan recuperarnos en unos cuantos días, lo que nos deja parar y bajarnos de la vorágine en la que uno está, o cuando menos, en la que yo estaba, para darle al cuerpo y al espíritu tiempo de descansar y de reflexionar, en medio de moretones y dolor, más nada que no sea, insisto, remediable y pasajero, lo justo para tomar conciencia.
Y es que estas últimas semanas simplemente se juntaron o en plena inconsciencia permití involucrarme en una serie de actividades que no por ser valiosas, estimulantes y generadoras de ideas, no por eso dejan de ser perjudiciales, cuando uno las impone en calidad de tsunami; olvidé que hay que descansar, que requiero leer algo distinto que no sea para crear más trabajo o conferencias, incluso, este mismo espacio, ha sido imperdonablemente descuidado, cosa que enmendaré, pues tema hay mucho y variopinto.
Diré que el porrazo de hecho yo lo pedí, no lo busqué conscientemente, ni mucho menos lo provoqué.
Mi cuerpo me decía ya estás al límite, y, en lugar de organizar mis comidas, horario de descanso, horario de esparcimiento y horario de trabajo, me seguí por la libre, haciendo que mi voluminosa humanidad se descontrolara, reteniendo líquidos, pasando horas y horas sin alimento alguno, sintiendo que la vida se me iba sólo de caminar del estacionamiento a mi oficina.
Esa tarde del miércoles 25 me sentía tan profundamente mal, que apague la luz de mi cubículo, sintiendo un fuerte dolor de cabeza y viendo los pasillos llenos de gente tan querida, implore al Ser Supremo: “Si ya es hora, pues pongámosle nombre al niño; si aún no es hora, detenme, pues no busco la forma de cómo parar”.
Así que aclaro, Él me empujo, lo suficiente para que me doliera y me pusiera a reposar, más no tanto como para aumentar mi larga lista de males físicos provocados o asumidos con profunda resignación.
De que nos vigila, ya lo comprobé; de que cuando le hablamos con verdadero fervor, en una inminente necesidad, nos escucha, también es cierto; que cuando lo necesitamos con desesperación acude, es verdad.
Y espero que cuando le agradecí que me haya escuchado, haya quedado mi mensaje grabado en una especie de mensaje de buzón, para oírme cuando tenga tiempo, pues sé que ya está atendiendo a otra persona, pues somos tantos y tan demandantes, que me imagino que su agenda está repleta y sólo se sale de ella, cuando como yo, le pedimos, “llévame o detenme”.

Gracias Dios.

domingo, noviembre 15, 2009

La Duda II

Comentario final leído en la mesa panel sobre la película ya mencionada.



En lo personal al crecer y educarme en el entorno de un colegio de monjas, preciso y similar al presentado en la película, puedo recordar que la problemática podría no darse en torno de un niño negro, pero si de una compañera de escasos recursos económicos, quien logra ser becada, para así poder egresar de un buen colegio que le permitiera aspirar a entrar a la universidad.
Vivencias en torno a bromas pesadas o ligeras ironías de jóvenes inmaduras sobre la más débil social y económicamente, que me hacían estremecerme tanto, como al recordar, al oír el sermón del padre, con toda emoción a la religiosa que fue mi directora de secundaria, quien pudo haber protagonizado perfectamente por su inflexibilidad a la hermana Aloysius, pero quien tuvo más visión para guiarnos por nuestra tormentosa pubertad y de quien oí por primera y única vez, hasta esta película, la frase de la almohada de plumas; al recordar esa frase, la cual he repetido innumerables veces a mis estudiantes, me encontré con la trascendencia del respeto a la reputación a los demás, no simplemente como enseñanza ejemplificada dentro de la privacidad de un aula de colegio elitista, sino reflejada más de 30 años después en una película, que nos explota en nuestros propios rostros la amarga realidad de la liviandad eventual con que emitimos juicios de valor sobre la reputación de los demás, por falta de juicio, por deseo de venganza o por simple estupidez.
Nadie en la película tiene toda la razón, ni está totalmente equivocado.
Todos tienen que cambiar y acaban por cambiar.
No hay nada tan absoluto como la pasión de las personas, especialmente por deseo de poder y el poder que da la aparente posesión de la verdad.
Permítanme terminar con un pequeño paso al costado del tema, sólo para contextuar.
Por años se ha cuestionado y se cuestiona en esta facultad, acerca del beneficio y la relevancia de la formación humanística, especialmente del estudio de la ética, insinuando inclusive, que no se puede volver ético a alguien.
Se menciona insistentemente el modelo educativo integral y humanista, más en los hechos se cuestiona, se frena, no se comprende.
Nosotros, los profesores diferentes, respondemos inevitablemente a nuestros cuestionadores que nada puede cambiar la decisión de una persona, ni su instinto, ni su conducta, menos quitarle su libertad de elección, más es imperante que como universitario, el estudiante del área de negocios, este formado en los hechos y dilemas más profundamente humanos, para que en la práctica de su profesión y en su vida misma, conozca el camino de lo que está bien y de lo que está mal, y esté en plenitud de libertad para elegir, y asumir las consecuencias de dicha elección.
Los académicos diferentes, esos locos humanos compañeros de Jaime Sabines, los que compartimos la visión del humanismo como columna vertebral del desarrollo pleno e integral del ser humano, simplemente perseguimos, que mediante la formación humanística se logre que los estudiantes, se cuestionen, reflexionen, acerca de su existencia, acerca de la sociedad y sus retos, y de la participación y responsabilidad, que como universitarios, tienen incuestionablemente.



Pretendemos simplemente enfrentarlos al reto de pensar y sentir, más allá de pretender decirles lo que deberían
pensar y sentir.

La Duda

Comentario hecho como participante de la mesa panel de la proyección de la pelicula con motivo del 48º Aniversario de la FCA UADY.
En contra de mi usual manera espontánea y un tanto peregrina de expresarme, he elegido para esta ocasión leer mis reflexiones acerca esta película, pues lo amplio de las mismas, se ve beneficiado, al tratar de sintetizarlas en estas líneas, para no perderme, ni perderlos, en mis laberintos de meditación y dejar pasar esos pequeños detalles y señales que el argumento nos va dando y demostrando lenta, pero persistentemente durante toda la trama.
Iniciaré confesando que esta película me ha atrapado, ha dejado en mi un impacto que pretendo compartir con ustedes, y promover el intercambio de visiones que nos deja; que este espacio nos permita una critica, pautada y simultanea de temas fundamentales a todos los seres humanos de todos los tiempos, como lo son los conflictos, ya sean: morales, éticos, políticos, de género o raciales.
Cabe aquí aclarar la diferenciación entre la moral y la ética.
Moral es el conjunto de principios, criterios, normas y valores que dirigen nuestro comportamiento.
Ética es la reflexión teórica sobre la moral.
La ética es la encargada de discutir y fundamentar reflexivamente, ese conjunto de principios o normas que constituyen nuestra moral.
Mi primera reflexión se presenta al confrontarme con la realidad de que no podemos estar seguros, con certeza plena, con respecto a nada, por que donde la certeza es inamovible, dogmática, entonces no queda nada, el debate se acaba, la conversación se acalla, sin intercambio de ideas, el ser humano se envuelve en si mismo y se aferra a ese silencio ante lo definitivo, pudiendo quedar insatisfecho, mas no queriendo a la vez confrontarse ni debatirse con otras alternativas posibles, por levedad o por inseguridad, o por deseo de aceptación o por ignorancia.
Por tanto y direccionándome al argumento de la película, podría iniciar mencionando el final, el dolor profundo de una mujer que en búsqueda de la verdad para usarla como poder, se termina quebrando ante la visión retrospectiva de sus actos, donde es conciente del costo de los mismos, no solo para el padre Flynn, sino para su propia conciencia.
No pretendo que mi comentario se vislumbre a la luz de alguna religión en particular, más tampoco pretendo soslayar el hecho de que el tema se desarrolla en una institución religiosa, la que para efectos de mi análisis la considero como cualquier organización, la veo desde un punto de vista jerárquico, con valores intrínsecos y con las formas y maneras de actuación de quienes la conforman; para mi la película no trata relevantemente sobre la Iglesia Católica Apostólica y Romana, pero si la usa como plataforma; en realidad trata de seres humanos y sus principales protagonistas podrían ser cualquier persona, actuando en cualquier situación.
Por “Sobre la vida es Bella”, “El Ciudadano Kane”, “La Naranja Mecánica”, “El Experimento” o la buñuelista “Los Olvidados”, “La Duda” me sedujo por el manejo de las disyuntivas, en donde no todo es tan simple como pareciera: saber si lo hizo o no lo hizo, ¿Quien tiene la culpa?.
La lucha por el poder, en donde todos, personajes y espectadores nos envolvemos y confrontamos nuestras creencias más profundas, mientras frente a nuestros ojos, se lucha con la sentencia y el veredicto, la convicción y la duda.
Nos presenta dilemas como los que nosotros mismos vivimos cada día en todos nuestros entornos.
Si hiciéramos una valoración de el tema central, para mi este sería: la búsqueda de la verdad, por el medio que esté disponible, sea este medio cierto o simulado, con el fin de obtener el mantenimiento de un orden moral, según mi propia interpretación de dicho orden, aún por medio de mi propia interpretación de los hechos; inclusive determinando que esos hechos son la tan ansiada verdad, aunque solo sea una verdad sustentada por mi mente, o bajo mi conciencia, que inconcientemente se aferra a cualquier razón, inclusive a la sin razón, en búsqueda de la verdad, proceso que se basa en el propio poder que yo mismo voy asumiendo frente a los demás, superando inclusive el poder que mi propia posición me da y basándome, en recovecos o medias verdades, para forzar el resultado que pretendo y no el que es.
Es decir, buscar la verdad de forma más instintiva y unipersonal, que bajo el sustento de lo objetivo, con el estandarte de la posibilidad de un daño humano y a las propias instituciones.
La película nos presenta 4 personajes fundamentales que nos marcan y estructuran el panorama:
La Hermana Aloysius, el Padre Flynn, La Herman James y la señora Miller, madre de Donald.
Si los analizáramos individualmente a la luz de sus actos en búsqueda de la verdad y del bien común, e incluso de actos para sobrevivir a las acciones de los otros, podríamos observar que:
La Hermana Aloysius, donde la disciplina, la inflexibilidad son su punto de soporte, pincelando señales de bondad con las Hermanas mayores, más sembrando incertidumbre e inseguridad en la joven Hermana James, privándola de la inocencia y la alegría de la convivencia juvenil, de la compasión e inclusive, induciéndola a la tortura de la incertidumbre.
La Hermana Aloysius aunque pareciera el personaje perverso, es realmente un ser íntimamente atribulado, intrínsecamente bueno, pero con actitudes propias de su momento histórico y vivencial, pues no hay que perder de vista la razón que la llevara, aparentemente a tomar los hábitos, en el momento histórico de la Segunda Guerra Mundial (la lucha del bien contra el mal) y la perdida de su esposo en ella.
Resaltando particularmente la batalla planteada entre lo antiguo y lo nuevo, la Hermana Aloysius y su deseo de preservar valores y objetos como lo que debe “ser”, como el ataque a la utilización del bolígrafo en sustitución de la pluma y la tinta, la confrontan inevitablemente, con la lúdica actitud del Padre Flynn: el tomar demasiado azúcar, el fumar, es decir, la satisfacción versus la abstinencia del placer material.
Pero también los confronta la visión sobre lo que debe ser la relación con los propios estudiantes, la formal y rígida lejanía versus la calidez informal, e inclusive la cándida inocencia en el caso de la Hermana James.
El Padre Flynn es en gran parte un producto de principios de los años 60’s al cuestionar las instituciones vigentes, a pesar de que él mismo vive dentro de ese sistema.
Él quiere que sus ideas sobre cómo debe ser la Iglesia sean viables en un mundo en constante cambio, donde se cuestionaba todo lo que fuera institucional: la familia, la religión y hasta el ejército.
Las confrontaciones entre el Padre Flynn y la Hermana Aloysius, donde se pasa de la frenética pasión, a los profundos silencios, que nos permiten interiorizarnos en nuestras propias creencias y emociones, reflexionar.
Al mismo tiempo, los sermones del padre Flynn en misa, precisos y perfectamente dirigidos a aquellos temas que aquejan a la congregación, tomándolos de manera frontal, sin sombra de maquillaje sobre el mensaje, hace que nuestras propias conciencias se remonten a vivencias propias o ajenas.

domingo, noviembre 08, 2009

AVISOS

Este blog se disculpa con sus 9 lectores por la falta de opinión o vivencia compartida esta semana, más la autora del mismo, una servidora, se encuentra ante dos grandes compromisos, los cuales deseo compartir con aquellos de ustedes que lo deseen, tenga tiempo y voluntad.
El próximo jueves 12 de noviembre, dentro del marco del los eventos de aniversario de la Facultad de contaduría y Administración de la UADY, refugio de mis mayores placeres y eventuales pesares, participaré en una mesa panel, previa proyección de la película “La Duda”, en la que comentaremos, panelistas y participantes, todos los aspectos del filme.
La cita es como menciono el jueves 12 de noviembre a las 18:00 horas en la sala audiovisual 1 de la propia facultad, contando con el honor de compartir la mesa con los escritores Carlos Peniche Ponce y Ma. Teresa Mézquita Méndez, ambos profesores del área de Humanidades de la propia facultad y cuya reconocida calidad cultural y personal nos aportarán ciertamente, una gran visión sobre los tiempos y contextos de dicha película, enmarcada dentro del campo de la moral y las acciones humanas.
Así mismo, y con gran alegría he sido invitada a participar por segunda ocasión con la Universidad Mesoamericana, en donde disertare sobre el tema “Que nos ha dejado la Crisis: ¿En que nos hemos equivocado los mexicanos?”
Por lo cual, queridos lectores, tema hay y aquí me estoy debatiendo entre la duda y lo que hemos hecho, con conciencia e inconcientemente, para estar como estamos en este país.
Espero verlos, si no, después no digan que no se los advertí.

Sistema Educativo en Japón

“Futoji no Henko”,  "El cambio valiente" Se ha probando en Japón desde 2012, un revolucionario plan piloto llamado “Cambio Va...