Qué más desearía que no tener nada que comentar sobre los momentos que vivimos, y es que de verdad que hay tantos otros asuntos en el tintero que desearía dejar este tema y pasar a otro, pero tantas facetas: psicológicas, sociológicas y culturales que se están dado entorno a esta pandemia me obligan a comentarlo con ustedes mis más cercanos, porque al leerme saben mas de mi y al interpretarme a veces logran intuir situaciones o emociones mías que ni yo misma descubro.
Y es que hay tanto que decir, sobre las medidas y las consecuencias sanitarias por un lado y económicas por el otro, un balance como el ying yang; efectivamente dividiendo y evitando aglomeraciones se logra evitar el contagio, más nuestra economía ya andaba como medio muerta y ahora el cuerpo empieza a apestar.
El sólo hecho de pensar que existan personas que duden de conservar su empleo debido a que probablemente el empresario no les pague estos días, o los determinen como días “solidarios”, mientras que el pan, la tortilla, el agua y la luz se consumen y ni manera de decir, no prendas la luz porque no me pagaran. Más el empresario se pregunta: ¿Si ya estaba a punto del quiebre, de donde saco efectivo para pagar, sin ventas?Y sale nuestro robusto –aquí no puedo profundizar porque podría autoimplicarme - Secretario de Hacienda a decir, los patrones deben pagar, los empleos deben de conservarse, ya estamos pensando en medidas; al día siguiente nos salen con que en el D.F. le darán cincuenta pesos diarios a todos aquellos trabajadores del ramo restaurantero y no se si mi estulticia se profundiza o si simplemente no tenemos programas definidos con procedimientos claros para situaciones como estas; porque, vamos a ver, nos dicen que tienen un millón de antivirales en la precaución de que un virus así podría presentarse,
¿Y? no me salen las cuentas, pues aunque creo con toda mi fe que esto no nos debe de llevar a más, un 1% de medicinas para la población de este país es irrisorio por no decir ridículo, ante las cantidades cercanas al 20% que tienen otros países como España, por ejemplo. Encaminados con el tema español, quiero comentarles que por personas cercanas radicadas en ese país me he enterado, con gran indignación, de que se nos acusa de ser los transmisores de este problema al mundo, salvo el embajador de España en México que todo el tiempo ha hecho declaraciones muy coherentes y apoyadoras, ¿Qué se atreven a decirnos los españoles a nosotros? ¿Y los empleados del aeropuerto de París que se negaron a entregar el equipaje de un charter procedente de México, lleno de franceses?, ¿Qué decir de Perú y Ecuador que nos niegan el tránsito aéreo?Primero diré que los comprendo en primera instancia, más no acepto las formas discriminatorias e incriminatorias con que se nos está tratando.
Segundo, que espero que no tengamos memoria de teflón y que al volver a tener dichos países terremotos e inundaciones lo pensemos dos veces antes de ir a dar ofrendas y ayuda humana que nuestro país tanto necesita, a países que nos están negando el saludo en estos momentos.Tercero, que hoy por la prensa nacional, me entero que desde antes del 11 de abril la OMS avisó a las autoridades mexicanas de la probabilidad casi certera de casos del virus y que las autoridades negaron que esa fuera la razón de los enfermos, si esto se comprueba debemos como ciudadanos exigir no el simple despido de los responsables, sino imputarles cargos penales por su desidia e irresponsabilidad.Algunos yucatecos aún se toman a vacaciones estos días, la mayoría no, con toda fortuna, pues somos uno de los cuatro estados que no tenemos casos confirmados, adicionalmente del permiso especial fitosanitario de exportación porcina y aviar que de quitárnosla, nos dejaría verdaderamente en un estado de postración en estas áreas.
Leí en el periódico El Universal una carta al Director de una mexicana radicada en Argentina donde expresa claramente la discriminación y el mal trato que está recibiendo a raíz de esta circunstancia y dice, y dice bien, que en México viven más de 30,000 argentinos que hemos recibido y cobijado durante las diferentes dictaduras, guerras, desvaríos políticos y nivel de pobreza en los que ese país ha tenido, más en contraposición no viven en Argentina ni 3,000 mexicanos, por lo que si repasamos cifras e historia nuestro país siempre ha abierto sus puertas a los refugiados de otros países y los a recibido y cobijado más allá de lo que a veces hace con sus propios hijos.
Me niego a aceptar que primero (gracias rómulo rozo, así en minúsculas) se nos recuerde como el indio sombrerudo dormido, para mutarnos al rancherote a caballo gritando de borracho y pegando de balazos, para pasar a ser traficantes de droga y secuestradores de oficio y ahora enfermos ponzoñosos de México para el mundo.
De alguna parte tiene que salir una mejor visión de este país después de tantos entuertos y desatinos.
Que brote una oleada de indignación colectiva de los que conformamos esta hermosa colectividad denominada México, que nos lleve hacia un mejor país, con mejores y más activos ciudadanos, si es necesario creer que estamos en contingencia perenne, pues ni modo pensémoslo para reaccionar con la disciplina, racionalidad y emotividad como lo hacemos ante nuestros grandes problemas climatológicos y sanitarios, recordemos a quienes han estado de nuestro lado en estos momentos, no para guardar rencor a los que no lo están, eso nunca, porque nos daña más a los que lo sienten que al sujeto u objeto del sentimiento, sino para no deshacernos en salir corriendo a ayudar a quienes ahora nos dan las espalda.
Y es que hay tanto que decir, sobre las medidas y las consecuencias sanitarias por un lado y económicas por el otro, un balance como el ying yang; efectivamente dividiendo y evitando aglomeraciones se logra evitar el contagio, más nuestra economía ya andaba como medio muerta y ahora el cuerpo empieza a apestar.
El sólo hecho de pensar que existan personas que duden de conservar su empleo debido a que probablemente el empresario no les pague estos días, o los determinen como días “solidarios”, mientras que el pan, la tortilla, el agua y la luz se consumen y ni manera de decir, no prendas la luz porque no me pagaran. Más el empresario se pregunta: ¿Si ya estaba a punto del quiebre, de donde saco efectivo para pagar, sin ventas?Y sale nuestro robusto –aquí no puedo profundizar porque podría autoimplicarme - Secretario de Hacienda a decir, los patrones deben pagar, los empleos deben de conservarse, ya estamos pensando en medidas; al día siguiente nos salen con que en el D.F. le darán cincuenta pesos diarios a todos aquellos trabajadores del ramo restaurantero y no se si mi estulticia se profundiza o si simplemente no tenemos programas definidos con procedimientos claros para situaciones como estas; porque, vamos a ver, nos dicen que tienen un millón de antivirales en la precaución de que un virus así podría presentarse,
¿Y? no me salen las cuentas, pues aunque creo con toda mi fe que esto no nos debe de llevar a más, un 1% de medicinas para la población de este país es irrisorio por no decir ridículo, ante las cantidades cercanas al 20% que tienen otros países como España, por ejemplo. Encaminados con el tema español, quiero comentarles que por personas cercanas radicadas en ese país me he enterado, con gran indignación, de que se nos acusa de ser los transmisores de este problema al mundo, salvo el embajador de España en México que todo el tiempo ha hecho declaraciones muy coherentes y apoyadoras, ¿Qué se atreven a decirnos los españoles a nosotros? ¿Y los empleados del aeropuerto de París que se negaron a entregar el equipaje de un charter procedente de México, lleno de franceses?, ¿Qué decir de Perú y Ecuador que nos niegan el tránsito aéreo?Primero diré que los comprendo en primera instancia, más no acepto las formas discriminatorias e incriminatorias con que se nos está tratando.
Segundo, que espero que no tengamos memoria de teflón y que al volver a tener dichos países terremotos e inundaciones lo pensemos dos veces antes de ir a dar ofrendas y ayuda humana que nuestro país tanto necesita, a países que nos están negando el saludo en estos momentos.Tercero, que hoy por la prensa nacional, me entero que desde antes del 11 de abril la OMS avisó a las autoridades mexicanas de la probabilidad casi certera de casos del virus y que las autoridades negaron que esa fuera la razón de los enfermos, si esto se comprueba debemos como ciudadanos exigir no el simple despido de los responsables, sino imputarles cargos penales por su desidia e irresponsabilidad.Algunos yucatecos aún se toman a vacaciones estos días, la mayoría no, con toda fortuna, pues somos uno de los cuatro estados que no tenemos casos confirmados, adicionalmente del permiso especial fitosanitario de exportación porcina y aviar que de quitárnosla, nos dejaría verdaderamente en un estado de postración en estas áreas.
Leí en el periódico El Universal una carta al Director de una mexicana radicada en Argentina donde expresa claramente la discriminación y el mal trato que está recibiendo a raíz de esta circunstancia y dice, y dice bien, que en México viven más de 30,000 argentinos que hemos recibido y cobijado durante las diferentes dictaduras, guerras, desvaríos políticos y nivel de pobreza en los que ese país ha tenido, más en contraposición no viven en Argentina ni 3,000 mexicanos, por lo que si repasamos cifras e historia nuestro país siempre ha abierto sus puertas a los refugiados de otros países y los a recibido y cobijado más allá de lo que a veces hace con sus propios hijos.
Me niego a aceptar que primero (gracias rómulo rozo, así en minúsculas) se nos recuerde como el indio sombrerudo dormido, para mutarnos al rancherote a caballo gritando de borracho y pegando de balazos, para pasar a ser traficantes de droga y secuestradores de oficio y ahora enfermos ponzoñosos de México para el mundo.
De alguna parte tiene que salir una mejor visión de este país después de tantos entuertos y desatinos.
Que brote una oleada de indignación colectiva de los que conformamos esta hermosa colectividad denominada México, que nos lleve hacia un mejor país, con mejores y más activos ciudadanos, si es necesario creer que estamos en contingencia perenne, pues ni modo pensémoslo para reaccionar con la disciplina, racionalidad y emotividad como lo hacemos ante nuestros grandes problemas climatológicos y sanitarios, recordemos a quienes han estado de nuestro lado en estos momentos, no para guardar rencor a los que no lo están, eso nunca, porque nos daña más a los que lo sienten que al sujeto u objeto del sentimiento, sino para no deshacernos en salir corriendo a ayudar a quienes ahora nos dan las espalda.
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