La vida me ha enseñado que uno debe de ser exactamente como es, la congruencia es una opción muy difícil, pero edificante.
He sido una bendecida, así como pasé por épocas un tanto
confusas desde mi infancia, el “colegio” siempre estuvo ahí para mí, las madres
oían mis ideas y sueños, sueños de una simple soñadora, creo que ellas tenían
más fe en mí que yo misma.
Al salir del colegio, la separación emocional me provoco muchas sensaciones,
no puedo decir que de libertad, porque en el colegio siempre fui libre, libre
de ir y venir, de decir y hacer, de salir y entrar a media clase para ir a
conversar con la madre superiora del momento ¿De qué hablábamos? De lo que
fuera, de los problemas de la vida, la guerra en el mundo, la conducta de los
mayores.
Al ser universitaria me entregué a mi Alma Mater con el mismo
fervor que al colegio, pero nunca lo
vivido ha sido igual, esa sensación de pertenencia, de aceptación, de que eres
importante porque eres tú, precisamente como lo son cada uno de los seres
humanos.
Hoy regresé a mi hogar y viví una experiencia impensable,
conmovedora e irrepetible para mi corazón.
Reunirme con mis compañeras de vida después de varios años,
compartir con las madres Flora y Teresa, volver a tantas personas conocidas,
cercanas y no tanto, pero con un sentimiento común, Jesús María.
Dentro de toda esta emoción, recibí la oportunidad de expresar mis
sentimientos ante las ex alumnas presentes, la emoción que me embargaba afloró
y espero que mis palabras hayan podido llegar a sus corazones.
No puedo dejar de mencionar la gran labor de la actual presidenta de ex alumnas, María
Esther, líder nata, gran comunicadora, motivadora, con visión y objetivos
claros.
Un gran ejemplo de la formación que Jesús María infunde en
nuestras vidas.
Como
decía nuestra madre fundadora Claudina
Thévenet: "Encontrar a Dios en todas las cosas y todas las cosas en
Dios"
Revestidas de esa mística, Claudina también dejó
claro su mensaje, pues “su personalidad era fuerte determinada,
dotada de una grandeza de alma poco común, de prudente inteligencia y buena
organización, fue, sobre todo, una mujer de gran corazón”.
Hoy
al dirigirme a tantas ex alumnas, abrazadas por el colegio, con gran alegría y
complicidad, fundamentos de una hermosa convivencia, sentí en mi piel y en mi
mente el mensaje de Claudina: “En un mundo en que está demasiado ausente la
esperanza, redescubrir la bondad del Creador, presente en la creación y en las
personas, reafirma el sentido de vivir e invita a la acción de gracias”.
Gracias
por estas horas que han sido de las más positivamente emotivas en mucho tiempo.
Gracias a las madres por hacerme sentir como si nunca me hubiera ido.
Gracias María
Esther por esos detalles inmerecidos pero aceptados con toda humildad.
Gracias
a mis compañeras de generación que me arroparon como nunca, me sentí en familia.
"Cuan
bueno es Dios"
2 comentarios:
Cuán bueno es Dios que nos hizo encontrarnos!
Gracias por tus palabras, también fueron muy emotivas para mí y para muchas.
Seguiremos en contacto continuando la obra que empezaste hace dieciséis años como primera presidenta de ex alumnas! Gracias Patricia, gracias!
- Maria Esther
Es realmente precioso y muy cierto, creo que hemos sido privilegiadas con los valores que nos dieron en el colegio.
Gracias!
-Sara Elena
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