Mi amigo Gilberto Ruz, trajo por primera vez a mi casa las guayabas en fruta y a pesar de que me encanta la pasta de guayaba no me atrevía a meterle el diente a la versión fruta, al fin lo hice y fui feliz. Nunca he encontrado otras guayabas más grandes, amarillas y jugosas.
Mi mamá las gozaba.
Así las siguió trayendo Gilberto en época de ese manjar, por años, hasta que se acabaron las reuniones semanales en mi casa. Tres décadas después me encontré con el hermano de Gilberto y le comenté la anécdota y me respondió: "Claro que eran grandes y sabrosas, el árbol estaba sembrado sobre el sumidero de mi casa y recuerda que eramos familia MUY numerosa".
Este es un espacio en el que pretendo compartir mis ideas, vivencias, reflexiones y experiencias sobre la vida. Un poco catártico, un poco idealista, un poco ilusión, un tanto realidad. La visión sobre diferentes hechos, tanto personales como de la vida social y política es variable, lo relevante es el intercambio de ideas y la reflexión resultante de dicha interacción.
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